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La "cumbre" de Ottawa pide moderación en el conflicto de Oriente Próximo

Los siete países del mundo occidental que participan en la cumbre de Ottawa lanzaron ayer un llamamiento a todas las partes implicadas en el conflicto de Oriente Próximo, para que den prueba de moderación y eviten medidas de represalia.

Según informa nuestro enviado especial, Ramón Vilaró, en el curso de una conferencia de Prensa celebrada a última hora de la noche, el primer ministro canadiense, Pierre Trudeau, presidente de la conferencia, informó que los siete habían aprobado dos documentos, el primero de ellos, sobre la lucha contra el terrorismo y el secuestro de aviones, y el segundo, sobre temas político-económicos.En la parte política de este último, la resolución incluye unos párrafos que tratan de la situación en Oriente Próximo, recomendando a las partes enfrentadas que encuentren una rápida solución al conflicto entre palestinos e israelíes, y añade que los participantes en la cumbre se sienten muy «afligidos» por la destrucción de Beirut y la pérdida de vidas civiles. El documento formula también la recomendación de que en Líbano se llegue a una reconciliación que favorezca el establecimiento de la paz con los países vecinos. A este respecto, Trudeau afirmó que los siete países que participan en la cumbre aprueban los esfuerzos diplomáticos en curso para preservar la seguridad y la soberanía de Líbano.

El documento dirige igualmente una seria advertencia a los países del Este, anunciándoles que no admitirán su preponderancia nuclear, aunque en la resolución queda claro que los siete tienen gran interés en llegar a un equilibrio de fuerzas.

El impacto sobre la economía mundial de las tasas de interés del dólar, la necesidad de luchar contra el proteccionismo en todas formas y la interdependencia de las políticas económicas y monetarias de los países industrializados constituyeron los temas principales de la sesión de la cumbre que ayer se inició en Ottawa.

El presidente francés, François Mitterrand, el canciller de la RFA, Helmut Schmidt y el jefe del Gobierno italiano, Giovanni Spadolini echaron en cara al presidente norteamericano las altas tasas de interés y sus nefastas consecuencias para las economías europeas.

Páginas 3 y 47

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