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Debate previo al 29º Congreso del Partido Socialista Español / 1

El sector mayoritario del PSOE no acepta la representación proporcional en su partido

Los secretarios generales del PSOE de Andalucía, País Valenciano y Madrid no aceptan el establecimiento de un sistema de representación proporcional en la elección de delegados al próximo congreso del PSOE, al tiempo que recomiendan flexibilidad para incluir a compañeros que «representen el pluralismo de opiniones existente en la organización». Esta posición se contiene en un escrito enviado al comité federal del partido, que el próximo día 11 está convocado para decidir las reglas del juego del 29º Congreso.

La iniciativa conjunta de José Rodríguez de la Borbolla, Joan Lerma y Joaquín Leguina sale al paso de los contactos mantenidos entre Felipe González y Alfonso Guerra, de una parte, y miembros de la corriente Izquierda Socialista, de otra. Dado el peso específico de las federaciones firmantes del escrito, es probable que sólo se acepte una participación de miembros de la minoría controlada por la mayoría. La recomendación de flexibilidad se extiende también a las discusiones de la resolución política, que deben hacer posible «la expresión de la más amplia diversidad de opiniones».Las peticiones de Izquierda, Socialista iban mucho más lejos: sistema proporcional para la elección de representantes y voz y voto para todos los delegados al congreso, pero el sector mayoritario cree que eso es tanto como reconocer el funcionamiento de corrientes organizadas. El sistema electoral vigente en el PSOE, de carácter mayoritario, atribuye a una candidatura todos los puestos en disputa si tiene la mayoría simple de los votos; la elección se hace a escala de federaciones provinciales, y la capacidad de voto está concentrada en los jefes de delegación.

El uso de este conjunto de mecanismos estabilizó una mayoría cómoda en los distintos órganos del partido socialista, a partir del congreso extraordinario de 1979.

«Nosotros no representamos a clases distintas», afirma el secretario general del PSOE de Madrid, Joaquín Leguina, «y, por tanto, no podemos reproducir en el partido los mecanismos que existen en la sociedad. No tiene sentido empezar ahora una discusión sobre proporcionalidad, si, proporcionalidad, no». Por su parte, fuentes de Izquierda Socialista indican que de hecho esperaban ya la dificultad de conseguir una medida técnica para lograr la alteración de los sistemas de representación, pero que todo depende de la forma en que se haga la recomendación al comité federal del PSOE.

La solución al dilema no es un mero problema interno, puesto que las cuestiones de organización suelen ser cuestiones de poder. Si el partido socialista fuera capaz de mantenerse unido, aun integrando a corrientes de perfiles muy diferenciados, tal vez lograría extender su influencia al número suficiente de capas sociales para repetir en España la operación Mitterrand; pero, si las corrientes debilitan la imagen de unidad y homogeneidad del partido, el proyecto terminaría en fracaso.

En estos momentos existen diferencias en la corriente mayoritaria, entre el aparato del partido, bastante vinculado a Alfonso Guerra, y el grupo de intelectuales y técnicos que ejercen una influencia cada vez más notable, como José María Maravall, Javier Solana o los asesores económicos. Tampoco está muy claro el papel futuro de dirigentes como Carmen García o Luis Fajardo, que son bastante contestados en algunos sectores. No está en duda el liderazgo de Felipe González, pero sí la relación de fuerzas en su equipo.

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