_
_
_
_
_
Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El golpismo sociológico

El franquismo sociológico, tan fascinante de estudiar para un sociólogo de café, como yo, ha sido sustituido por el golpismo sociológico, desde el 23-F. Según una ley universal que acabo de inventarme, lo malo sólo puede ser sustituido por lo peor. La cosa de Barcelona viene a superar a Tejero en favor/disfavor de Tejero, y, en su gratuidad/perplejídad, que han confesado no entender ni las mentes fácticas ni la mente financiera del señor Escámez, es una cosa que convierte a Tejero en un Nelson o un Napoleón, en un racionalista de la violencia. Es lo que Napoleón le dijo a Goethe, con frase goethiana:-El Destino, hoy, es la política.

Por eso es sospechosa la derecha/izquierda exquisita que pasa de política, o están haciendo golpismo intelectual o están haciendo astrología o están haciendo «destino en lo universal». A medida que el irracionalismo golpista español se va más a la derecha de sí mismo (perdón: la derecha civilizada no merece que llamemos derecha a lo de la plaza de Cataluña), a medida que el irracionalismo golpista gratuito se hunde más en su gratuidad, los profesionales del irracionalismo histórico -golpismo, terrorismo, fascismo- van quedando como unas mentes lúcidas, de estrategia cartesiana. Lo peor, pues, del golpismo sociológico, tan latente/patente en Madrid, es que convierte a Tejero en un Fouché y casi en un patriota (Ahora sí que de verdad), que no quiere abandonar su patria, porque su deber es estar aquí para salvarla o para sentarla, coño.

El golpismo sociológico, que hoy se espera en el alcantarillado social como antes se esperaba una Recopa del Real Madrid, ha tenido concreción en Barcelona, pero uno lo vive todos los días. Hay mucha gente que, en sus planteamientos elementales, no medita jamás la máxima napoleónica de que el Destino es la política (eso supone un esfuerzo) para el hombre moderno, sino que lo espera todo de un golpe de suerte (quiniela, lotería, herencia), un golpe de viento (el que se llevará la atípica allá por junio) o un golpe de Estado. Maleducados, deseducados políticamente, muchos españoles indigentes (intelectual e incluso económicamente) prefieren el gol de Pirri -adiós, maestro-, o de Tejero, a la larga paciencia de la democracia tejida como destino colectivo. Acabó de escribir un ensayo sobre el 18 dejulio. El 18 dejulio fue un ángel (de Sáenz de Tejada), un himno (el Cara al sol) y un poeta o un colectivo poético que apiñaríamos en Foxá. Tres irracionalismos. Me escriben del Ente Público, que es como se llama ahora la teletonta. ¿Cómo puede ser un ente una cosa que es tonta? Los media escritos acaban de denunciar el analfabetismo alfabetizado de quienes saben leer, pero sólo ven telecosa. Eso, parece que no, pero ayuda mucho al golpismo sociológico. Una imagen vale más que mil palabras, pero mil imágenes no valen lo que un razonamiento. Y la electricidad, aunque sea en palcolor, no razona. Le he oído decir aquí al señorito, o sea, Juan Luis Cebrián (le llaman Janli, para fingir compadreo, quienes no le han visto en su vida) que hay quien dice que la tele y EL PAIS son las dos fuerzas de opinión que mueven España, Lo decía escéptico, claro. Yo generalizaría diciendo que la tele diluye -opinión, la distrae, y la Prensa escrita crea opinión. Fraga sabía lo que hacía cuando se sacó los teleclubs rupestres. Un telerrupestre es un voto de derechas con boina.

Mientras Llongueras nos da mechas en el pelo a las mejores cabezas del país, el golpismo sociológico llega a tal latencia irracicinal, que va más allá de los propios golpistas. La galbana mental de una oferta pequeñoburguesía que se cree predestinada, le lleva a desentenderse de la política, de la democracia como destino.

Tejero les queda ya demasiado intelectual.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_