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Dos atentados terroristas en Madrid y Barcelona

Los GRAPO asesinan en Madrid al general González de Suso y a un policía nacional

Cuatro muertos y otros tantos heridos, uno de ellos de extrema gravedad, es el balance de la doble acción terrorista protagonizada ayer, en Madrid y en Barcelona, por los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO). Todos los indicios apuntan hacia una nueva escalada de la violencia terrorista a cargo de esta oscura organización, que habría vuelto a la actividad en una labor de apoyo a ETA Militar, según algunas versiones. Los dos muertos en Madrid son el general Andrés González de Suso y el cabo de la Policía Nacional Ignacio García, que se enfrentó a tiros con los terroristas. En Barcelona, las víctimas fueron el sargento de la Benemérita Justiniano Fernández Pesado y el número del mismo cuerpo Francisco Montenegro Jiménez, asesinados por un comando de los GRAPO en el bar La Parra, sito en la calle de Hedilla, 2.

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A las 9.25 horas, el general González de Suso salía del portal de su casa, en la calle de Hermosilla, 87, para encaminarse al coche oficial que le esperaba enfrente. Cuando apareció en la acera se le acercaron dos hombres jóvenes que empuñaban pistolas y dispa raron a quema ropa contra él, y según uno de los testigos presenciales, contra el soldado de escolta. El general cayó rnortalmente herido.Los terroristas iniciaron la huida a la carrera hacia la calle de Díaz Porlier. En el cruce con Hermosilla fueron descubiertos por la dotación de un automóvil radio-patrulla Zeta de la policía nacional, que fortuitamente se desplazaba por la zona. El jefe del equipo, cabo Ignacio García García, trató de interceptarlos revólver en mano. Según los testigos, llegó a golpear en la cabeza con la culata a uno de ellos. En ese instante, el otro se volvió y disparó por la espalda contra eI agente, a quien remató de un último balazo cuando ya estaba en el suelo.

Frente al número 87 de la calle de Hermosilla, el general fue urgentemente atendido por su propio conductor y por un médico que llegaba casualmente al lugar del atentado. La gravedad de las heridas les hizo pronunciarse por un rápido traslado al hospital más próximo, es decir, a la Ciudad Sanitaria Provincial. El cabo de la Policía Nacional fue ingresado simultáneamente, dada la proximidad entre el atentado y el tiroteo. Los médicos de guardia comprobaron que ambos habían fallecido ya.

En el tiroteo, que coincidió con la muerte del cabo Ignacio García,

cuatro peatones sufrieron heridas de bala, dos de ellos de carácter muy grave. Todos fueron trasladados también a la Ciudad Sanitaria Provincial poco después de que los testigos perdieran de vista a los autores del atentado, que habían decidido emprender caminos distintos: uno corrió hacía una boca del Metro, y el otro hacia la calle de Francisca Moreno. Parece que el primero logró cumplir sus propósitos y se perdió su pista.

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Tiroteo en el garaje

Entre los gritos y los insultos de vecindario que le veía llegar, el sequndo terrorista pudo refugiarse en un garaje de la calle de Francisca Moreno.Un testigo presencial explicó a EL PAIS que varias unidades policiales de radio-patrulla llegaron sólo unos segundos después hasta la puerta del garaje. Entonces se difundió el temor de que el fugitivo pudiese alcanzar algunas de las viviendas del edificio y tomar rehenes. Los policías decidieron entrar sin más tardanza. Desde el exterior, el testigo creyó escuchar «una determinada detonación, y después un gran número de ellas que me parecieron de intensidad diferente». Luego los agentes volvieron a la calle con un detenido.

La existencia de tres puntos de choque -calle de Hermosilla, cruce con Díaz Porlier y garaje de la calle de Francisca Moreno- motivó una extraordinaria confusión.

Posteriormente informaciones confirmaron que, en efecto, un tercer hombre esperaba al volante de un Seat Ritmo a sus dos complices para facilitarles la huida. A primeras horas de la tarde, fuentes policiales comunicaban que el terrorista detenido, que había sido identificado como Emilio Avelino Gómez Gómez, de veintiocho años, natural de Villarín de Campos (Zamora), había utilizado una pistola Llama, del calibre 9 corto. El arma había sido robada a un policía municipal en un asalto al mercado central de pescados de la Puerta de Toledo, el pasado 12 de abril. Los otros dos terroristas también habían sido identificados, pero la policía no había conseguido detenerlos: uno es Miguel Anguel Bergado Martínez y el otro Alfonso González Cambeiro. Igual que a Emilio Avelino Gómez, se les considera miembros de los GRAPO.

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