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Tejero intenta justificar la rebelión del 23 de febrero en un artículo publicado en "Abc"

El teniente coronel Tejero, autor del asalto y secuestro del Gobierno y del Congreso de los Diputados el pasado día 23 de febrero, con la intención de provocar un golpe de Estado militar, publicó ayer un artículo en las páginas de huecograbado del diario Abc titulado Un guardia civil, y bajo el epígrafe de «Tribuna pública». En el texto del artículo, de más de dos páginas del matutino, Tejero se presenta como un patriota y hace un relato de su vida militar y personal con un tono lírico con el que intenta justificar su rebelión y la de sus acompañantes.

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La publicación de este artículo ha causado estupor en el Gobierno, que ha decidido remitir el texto al fiscal general del Estado, José María Gil Albert. Fuentes gubernamentales han afirmado que se piensa actuar con firmeza para evitar hechos de esta naturaleza.Por otra parte, el Juzgado de Guardia número 4 de Sevilla admitió ayer tarde una querella por presuntos delitos de apología del terrorismo e incitación a la subversión por medios violentos contra el teniente coronel Tejero y el director de Abc de Sevilla, Nicolás Salas -el rotativo sevillano también publicó el mismo texto que Abc de Madrid- La querella fue presentada por Isidoro Moreno y Antonio Torres, dirigentes del partido PAU-PTA.

Según fuentes de la dirección del diario Abc, el artículo, fechado en marzo, en la prisión de Alcalá de Henares, llegó a este periódico «por vía directa y a través de una persona del entorno de Tejero hace tres días». La misma fuente señaló que aunque Abc no comparte su contenido, «como se desprende de la puntualización que se le añade -el artículo apareció seguido de un editorial en el que se critica la visión del patriotismo de Tejero-, ha decidido publicarlo dado su interés como documento periodístico». Según un portavoz de Abc, la persona que ofreció el artículo afirmó que si el rotativo de la calle de Serrano no lo publicaba se lo ofrecería a otro periódico. Asimismo, la misma fuente añadió que cree que el contenido del artículo constituye, en cierta manera, un adelanto de las memorias de Tejero, cuya publicación editará Lara. En la tarde de ayer no fue posible encontrar al portavoz del Ministerio de Defensa ni al ministro. En este departamento se señaló que el ministro estaba ilocalizable, mientras en su domicilio señalaban que Oliart se encontraba descansando en su finca de Extremadura. Por ello no pudo conseguirse un comentario oficial de Defensa sobre el artículo de un oficial procesado y recluido en la prisión La Palma, de El Ferrol. Tampoco hubo manera, ayer tarde, de contactar con ningún responsable de la Secretaría de Estado para la Información.

"No soy monárquico"

El artículo de Tejero se inicia con aires festivos: «Ante ustedes, no por voluntad propia, sino por avatares del destino, se presenta Antonio Molina Tejero, militar español para quien ante el sacrosanto nombre de España ( ... )». Luego el autor da un repaso a la geografía y a la gastronomía hispana y escribe: « El sabor de sus vinos: Jerez, Rioja, Humilla, Priorato, Rueda y Ribeiro, y el gusto de sus guisos: fabada, cocido, escudilla, gazpacho, caldereta, pote, marmitako, sancocho... Comidas y bebidas de una raza bravía cuyos machos han llegado a ser dioses y ejemplo de heroínas sus hembras».

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Luego hace Tejero un relato de los peligros históricos de España y arranca desde los Reyes Católicos, para pasar a su autobiografía. Recuerda que nació en Málaga, hace 48 años, que está casado con una hija de un guardia civil, que tiene seis hijos, tres varones y tres hembras, y concluye afirmando que todo ello le permite sacar la conclusión de que es un hombre «completamente feliz».

Luego, añade: «Aunque no soy monárquico, no me importa que mis amigos lo sean, porque acepto cualquier forma de Estado, incluida la Monarquía», y asegura que no está encuadrado en «ninguna ideología».

Se refiere el autor seguidamente a su carrera militar, y escribe: «Fue en 1951 cuando conseguí mis cordones de caballero cadete de la Academia General Militar. Aun ahora, en peligro de poder perder el uniforme, me parece mentira verme con los cordones en la mano en la mano, porque en el corazón los he llevado siempre». Luego re cuerda que sacó varias matrículas de honor en el bachillerato, y dice: «Durante mi permanencia en la Academia, me enseñaron todo lo que ahora pongo en práctica y constituye el eje de mi vida, aunque mis profesores parecen haberlo olvidado». Y añade: «Señores desmemoriados; ¡voy a tener que darles rabillos de pasas! ».

Se refiere Tejero a su ascenso a teniente coronel en 1974, durante su destino en Guipúzcoa. «Y fue allí, ante cada uno de los cadáveres de nuestros hombres, caídos por la insensatez de nuestros dirigentes, donde me hice la promesa de no quedar en paz con aquellas víctimas heroicas hasta no igualar, al menos, su sacrificio».

Señala que arriesgó su vida al no tomar precauciones especiales durante su estancia en el País Vasco, y que sus guardias tampoco se «camuflaban». Informa que participó en la detención de 140 etarras, «todos los cuales salieron en triunfan te libertad gracias a la amnistía», y concluye este capítulo afirmando que besó la sangre de los soldados muertos y que el día de la ligalización de la ikurriña constituyó uno de los peores momentos de su vida

Varios arrestos

Más adelante subraya otros traslados y cuenta cómo en Málaga se opuso a una manifestación sobre la mayoría de edad organizada por «escandaleros marxistas», lo que le costó un mes de arresto y el cese en el mando. Relata luego su llegada a Madrid, donde leyó un proyecto de la Constitución en el que «faltaba Dios y sobraban nacionalidades», y fue. de nuevo. arrestado por una carta que escribió al Rey pidiendo que no saliera dicho texto. La llamada operación Galaxia la resume de la siguiente manera: «Entonces tomé café con tres amigos y otro más, que, pareciendo serlo, resultó un vulgar delator; tomamos café en la cafetería Galaxia y... diecinueve meses de prisión efectiva, siete de ellos, legal».

Luego vuelve a hablar de los males de la Patria, y añade la droga y el sexo para justificar su asalto al Congreso y su proclama, en la que subraya la obediencia al general Milans del Bosch. Dice que el comportamiento con los diputados «no pudo ser ni más limpio ni más caballeroso», y se declara único responsable de estos hechos.

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