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El SOMA-UGT admite, con contrapartidas, el plan de reconversión de Hunosa

El SOMA-UGT y CC OO mantienen posiciones diferenciadas respecto de los documentos entregados por la dirección sobre el plan de reestructuración de Hunosa que podrían sintetizarse en la acusación que hace el primer sindicato a la empresa de pretender que la reconversión sea una mera negociación colectiva a tres años, mientras que CC OO exige la entrega de la documentación completa de dicho plan para realizar una valoración global del mismo. Hasta el momento de redactar esta información, CC OO no ha dado aún a conocer una respuesta detallada a las últimas propuestas formuladas por la dirección.

El SOMA-UGT, que parece dispuesto a llegar a acuerdos parciales, con carácter provisional, supeditados a un acuerdo global, ha elaborado dos extensos documentos; en uno propone un método para el desarrollo de las negociaciones, y en el otro analiza los planes de la dirección de la sociedad. Para el SOMA-UGT, la dirección de Hunosa intenta limitar la negociación a tres temas: productividad, moderación salarial y plantillas, con el agravante de proyectar la eliminafíi0n o separación de Hunosa de aquellas actividades que la Administración considera como estructura atípica de la empresa y/o no ligadas directamente a la producción: economatos y talleres.En cambio, el sindicato socialista propugna una profunda negociación de reconversión de la empresa que inevitablemente exigirá sacrificios y compromisos a todos, incluidos los trabajadores, razón por la que exige contrapartidas relativas a la diversificación de la empresa, singularmente la creación de la central térmica de Langreo, prevista en el Plan Energético Nacional, la reapertura del pozo Olloniego y una mayor participación de los trabajadores en la gestión de la sociedad y la ampliación de capital de la sociedad.

Reducción de plantilla

En los próximos tres años, Hunosa reducirá su plantilla en 2.436 trabajadores. El SOMA-UGT argumenta que estas contrapartidas deben ser negociadas entre la Administración, la dirección de Hunosa y los sindicatos. El SOMA-UGT estima que un plan serio de reconversión de Hunosa desborda el marco de una negociación entre las centrales sindicales y la empresa. Por ello propugna dos niveles de negociación: uno entre las centrales y la empresa a partir de las pautas señaladas por la Administración, aunque sin atenerse absolutamente a ellas, y otro nivel en el que además de los sindicatos y, en su caso, la empresa, esté presente la Administración para negociar aquellas cuestiones en las que haya sido desbordado el marco inicialmente establecido por la Administración y para debatir los temas que, por su naturaleza, están desde un principio fuera de las competencias de la dirección de Hunosa, como es el caso de la creación de la térmica en Langreo, en cuyo capital participarían la Sociedad Hullera y la Empresa Nacional de Electricidad.En cuanto al análisis concreto del primer documento del INI, el SOMA-UGT considera que la Administración trata de imponer su «buen juicio» a la representación de los trabajadores y a la dirección de la empresa en vez de abordar seriamente la negociación de un plan de reconversión para salvaguardar el futuro de Hunosa. Critica la comparación de Hunosa con Minas de Figaredo para fijar los costes máximos de tonelada de carbón extraída a finales de 1983, y descalifica la apelación a las minas similares del Nord et Pas de Calais y Bélgica, por varias razones: los gastos financieros del Nord et Pas de Calais representan un porcentaje inferior al 1% del coste total. Mientras que en Hunosa se pretendo dejarlos en 1984 en un 7,96%, en el capítulo de ayudas no ligadas a la producción, además de las cargas heredadas, del pasado (artículo 5/0 de la decisión 528/1976 de la CECA), destaca las correspondientes a prestaciones sociales (artículo 4/0 de la decisión 528/1976 de la CECA), las cuales representan por sí solas más del 67% del total de las ayudas en el Nord et Pas de Calais y Bélgica, con una incidencia sustancial en la formación del coste.

Por otra parte, el coste de la termia, teniendo en cuenta el objetivo de su coste máximo de 9.450 pesetas constantes en 1984, será inferior a las demás energías.

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