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Absueltos en París nueve militantes antifranquistas

El pasado jueves fueron absueltos por el tribunal parisiense que los juzgó los nueve militantes antifranquistas acusados de «complicidad en el secuestro del que era director del Banco de Bilbao en París en 1974, Baltasar Angel Suárez». Ello probaría, en primer lugar, que los secuestradores nunca fueron detenidos y que el hecho pasará a la historia de los casos inexplicables por lo comprometedores.El abogado general había pedido para los siete franceses y para los españoles Octavio Alberola y Lucio Urtubia cinco y tres años, respectivamente, de cárcel. Las otras penas eran inferiores. Tras una deliberación de casi tres horas, el tribunal decidió la absolución general.

Baltasar Angel Suárez fue secuestrado en mayo de 1974. El hecho fue reivindicado por los Grupos de Acción Revolucionaria Internacionales (GARI), que pidieron no un rescate, sino la liberación de varios anarquistas presos en España. Pero Suárez fue liberado veinte días después mediante la entrega de tres millones de francos.

Tras la liberación de Suárez fueron detenidos los ahora procesados, y poco después quedaron en libertad provisional. Las autoridades francesas parece ser que descubrieron «anomalías» que inducían a pensar que elementos parapoliciales franquistas habían intervenido en el enredoso desarrollo del asunto.

Los nueve días que ha durado el proceso y el veredicto final evidencian varios puntos: en primer lugar, que los nueve procesados no intervinieron para nada en el secuestro; después, que hubo dos operaciones diferentes: el secuestro de Suárez, efectuado por el GARI, y la operación rescate, en la que intervino un turbio personaje, Inocencio Martínez, infiltrado en el GARI, y que llegó a poner en las manos de Alberola, como propaganda antifranquista, la saca que contenía los tres millones de francos. El tal Martínez desapareció en aquella época, a pesar de que la policía francesa le identificó, y nunca se ha vuelto a saber más de él. Los procesados estiman que se trataba de un policía franquista.

A pesar de todas las lucubraciones formuladas sobre la razón de este proceso desfasado, todo indicaría que, simplemente, la justicia francesa ha querido «lavarse las manos», liquidando un contencioso jurídico atrasado.

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