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Euskadiko Ezkerra recibe con frialdad la oferta de unidad de los comunistas vascos

La propuesta del Partido Comunista de Euskadi (PCE-EPK) de iniciar conversaciones con Euskadiko Ezkerra (EE), de cara a la posible unificación de ambos partidos, ha sido acogida con escepticismo, por una parte, y con cierta desconfianza, por otra, por la última de las fuerzas citadas. La oferta comunista se incluye en una de las tesis aprobadas por el Comité Central del PCE-EPK para servir de base a los debates que culminarán con la celebración, el próximo mes de enero, del cuarto congreso de dicho partido.La propuesta comunista se inscribe en un plan más amplio de unidad de la izquierda parlamentaria vasca, que comprendería también al Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE), y que se plantearía como expresión de un proyecto de institucionalización autonómica alternativo al representado por el PNV, por un lado, y al radicalismo independentista de Herri Batasuna, por otro. Este proyecto de unidad de la izquierda tendría su expresión inmediata en la formación de un organismo coordinador en el que los tres partidos (PSE, EE y PCE), sin perder su identidad como tales, aplicarían una línea común respecto a los problemas esenciales de la consolidación de la autonomía, tanto en el Parlamento como en otros campos de actuación política. Esta agrupación unitaria podría incluso acudir como tal a futuras confrontaciones electorales y trataría de ir creando los cauces necesarios para la creación, a más largo plazo, de un partido unitario de la izquierda vasca que supusiera la superación de la tradicional oposición socialistas-comunistas, por una parte, y abertzales-estatalistas, por otra.

Proceso previo de ciarificación

A su vez, la consolidación de un polo comunista vasco como resultado de la fusión PCE-EE sería la garantía de ese futuro proyecto unitario del conjunto de la izquierda. Esta fusión, concebida como un proceso más que como un acto, y en la que se trataría de implicar a sectores más amplios que los representados por los militantes de ambos partidos, requerirá un largo proceso de clarificación previa. En particular, en opinión del PCE-EPK, Euskadiko Ezkerra deberá superar toda ambigüedad respecto a la actuación de los grupos armados, clarificar su definición independentista en relación al proceso autonómico y aclarar definitivamente su posicionamiento sindical. Por su parte, las propias tesis aprobadas por el comité central incluyen una amplia autocrítica del PCE-EPK sobre su «incomprensión del papel jugado por el nacionalismo en el proceso de transición y, en particular, de la diferenciación producida en el interior de dicho sector ideológico.En una primera reacción, Euskadiko Ezkerra, sin cerrar las puertas a posteriores debates, expresa su decepción ante una propuesta que «en definitiva se reduce a la creación de una coordinadora más, en la que los demás somos invitados a hacer la política del PCE». En la misma nota, se considera insuficiente la autocrítica comunista por no «analizar el suicidio político que les ha supuesto la dependencia orgánica respecto al PCE nacional, a cuyos intereses se ha sacrificado en Euskadi» y por no «aludir a su insensibilidad ante la represión ni revisar sus tesis eurocomunistas».

Problemas de fondo

La formulación aprobada por el Comité Central del PCE-EPK es el resultado de un debate iniciado en realidad hace por lo menos dos años y que ha pasado por alternativas bien diversas. La postura que ahora aparece como mayoritaria -resultado, a su vez, de la síntesis entre las dos posiciones extremas manifestadas en el seno del partido en los últimos meses- fue inicialmente considerada como la disidencia de una minoría. La polémica suscitada por el abandono del partido de tres antiguos dirigentes, que anunciaron en marzo su intención de adherirse a EE, actuó como detonante de un debate en el que han acabado por verse implicados sectores de otros partidos de izquierda y numerosos ex militantes, hoy independientes, partidarios de una fórmula que, simplificadamente, fue identificada con la consigna «hacia un PSUC vasco».El reconocimiento de que había que ir hacia la creación de un partido totalmente nuevo, y de que todo proceso de unidad pasaba necesariamente por EE, partía de una triple constatación: la sistemática pérdida de peso político de la izquierda tradicional en su conjunto; el arrinconamiento del PC dentro de dicha izquierda, y el afianzamiento electoral de EE, unido a su positiva evolución política desde el primitivo abertzalismo radical hacia posiciones en el fondo no tan diferentes de las propugnadas por el eurocomunismo.

La previsible resistencia del PSE -por su posición de «alternativa de poder» a nivel estatal- a cualquier estrategia unitaria diferenciada en Euskadi redujo en lo inmediato el proyecto de unidad de la izquierda a los otros dos componentes, PCE y EE, a los que podría añadirse el pequeño partido ESEI, que compensaría su escasa implantación electoral con la cualificación de sus cuadros.

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