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Fiat acepta iniciar negociaciones con el Gobierno sobre los despedidos

Juan Arias

La empresa automovilística Fiat ha aceptado la propuesta del Ministerio de Trabajo de abrir nuevas negociaciones con el Gobierno después del fracaso con los sindicatos. En realidad existen aún veinticinco días para poder llegar a un acuerdo. Pero Fiat ha declarado oficialmente al ministro de Trabajo, Foschi, quien ha tenido varios coloquios con el presidente del Consejo, Cossiga, que ha dado orden de preparar los papeles para despedir exactamente a 14.303 empleados, y ha dicho al Gobierno que está dispuesta a seguir las negociaciones sólo sobre bases nuevas distintas de las propuestas por los sindicatos.

El Senado ha anunciado que toda la jornada del miércoles será dedicada exclusivamente a estudiar el «caso Fiat», mientras los sindicatos, por una parte, y los dirigentes de Fiat, por otra, están realizando encuentros en cadena con los líderes de los principales partidos.Aunque tanto el Gobierno como la parte política continúan afirmando que no será aceptado el criterio del despido, empieza a existir un cierto malhumor por la prisa con la cual los sindicatos rechazaron radicalmente el criterio de la «movilidad externa».

Al parecer, el Gobierno quiere llegar a que Fiat se limite al menor número posible de despidos, de los cuales el Gobierno se tomaría la responsabilidad de resolver en otras fábricas de Turín. Pero aquí nace la polémica entre los sindicatos, los cuales siguen asegurando que Turín es hoy incapaz de absorber un número tan grande de desocupados, ya que actualmente existen 68.000 peticiones de empleo en espera de respuesta.

Los sindicatos nacionales han amenazado al Gobierno con una huelga general si cede al chantaje de Fiat, mientras que Agnelli sabe que tiene en sus manos una espada inexpugnable, como es la amenaza de un despido en masa.

No sólo en Turín, sino en toda Italia, se están registrando huelgas parciales y espontáneas de solidaridad.

Mientras tanto, la Prensa progresista echaba ayer un jarro de agua fría a los nostálgicos de 1968, que han empezado a gritar por las calles de Turín el nombre de Danzica. El mismo diario Repubblica respondía ayer con un editorial recordando que el problema de Fiat no tiene nada que ver con las reivindicaciones de los obreros polacos, los cuales «viven con sueldos de pura subsistencia en un país sin independencia nacional y con un sindicalismo de apariencias sin derecho de huelga», mientras la clase trabajadora italiana «posee uno de los sindicatos más fuertes del mundo y vive en una economía industrializada».

Se afirma también que mientras Fiat se ha dormido sobre los laureles, no habiendo sabido intuir la gran crisis mundial del automóvil, los obreros y sindicatos se han olvidado, a su vez, que sin productividad ninguna empresa puede salir adelante.

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