_
_
_
_

Disciplina monetaria, exportación y reducción de impuestos, programa económico de Ronald Reagan

Por vez primera desde hace once meses, los indicadores de la economía estadounidense se apuntaron hacia un ligero crecimiento del 2,5% en el curso del pasado mes de junio. ¿Es el fin del túnel de la recesión económica? Los economistas son prudentes, toda vez que el leve crecimiento se acompañó de una subida del índice de inflación, que prevé hacia un 12,4% para el año en curso en EE UU. El desempleo superará el 8% y la preocupación por la crisis económica es cada vez más generalizada en este año electoral.

Estas circunstancias pueden ser, incluso, la clave para una victoria del equipo republicano formado por Ronald Reagan y George Bush. Sobre todo si se mantienen los pronósticos de las últimas encuestas de opinión, cuyo porcentaje es abrumador para la Administración actual del presidente Jimmy Carter: 83% de personas entrevistadas por el equipo de sondeos Louis Harris consideran que es «negativa» la gestión económica del equipo Carter, y sólo el 11% la apoya. Son los índices más bajos de popularidad en la reciente historia de los presidentes norteamericanos.Ante tal panorama, cabe preguntarse sobre cuál será el plan republicano en el terreno económico, si Reagan-Bush triunfan en la elección presidencial del próximo 4 de noviembre. Las líneas generales del programa de la convención republicana, celebrada en Detroit entre el 14 y el 17 de julio, junto con las opiniones de expertos económicos del equipo republicano, apuntan que habrá prioridad en la lucha contra la inflación, protección del mercado interior norteamericano, estímulo de las exportaciones y vuelta a una disciplina monetaria, con refuerzo del dólar e, incluso, intento de regreso al patrón-oro.

Los republicanos imputan «el declive general de la prosperidad norteamericana» a una falta de coordinación entre la política económica internacional de Jimmy Carter y su política de defensa.

Como prioridad para remontar la pendiente, los reaganistas proponen devolver al dólar su plaza de liderazgo en el seno del mundo de las divisas, lo que permitiría reforzar las inversiones y aumentar los intercambios a nivel internacional, según los republicanos.

Los republicanos justifican esta estrategia de «repliegue» general con argumentos objetivos, como la riqueza de EE UU en materias primas. El consumo interior en energía se autoabastece en un 50% gracias al petróleo del golfo de México y los ricos yacimientos de Alaska. En materias primas, EE UU sólo necesita importar veintidós de las 75 consideradas como «vitales» para una economía industrial moderna. La activación del desarrollo de la energía nuclear, previas garantías de seguridad, es otra fuente de riqueza para EE UU. La explotación de los fondos marinos aportará también nuevas fuentes de petróleo, según los republicanos. El petróleo del golfo Pérsico será «defendido» correctamente gracias al refuerzo del potencial de EE UU con una Administración republicana.

La presidencia de Ronald Reagan promete a los consumidores una reducción del 30% en los impuestos, en el plazo de tres años, necesaria para estimular el consumo y generar puestos de trabajo. Se trata, sin duda, de un argumento al que el elector del 4 de noviembre puede ser muy sensible, en un momento de subida constante del precio de los alimentos, gasolina, automóviles y vivienda en Estados Unidos.

Naturalmente, es probable que Reagan no tenga dinero para todo, si reduce los impuestos, y de alguna forma habrá que compensar el incremento del gasto de la defensa con esa reducción de la presión fiscal. No se habla de quién peligra con pagar los platos rotos, en una sociedad que no se caracteriza precisamente por contar con una asistencia social modélica y donde el sector médico está completamente privatizado.

William Simon, uno de los artífices de la política económica de EE UU en anteriores administraciones republicanas, recordó los datos reales que caracterizan hoy el naufragio de la economía norteamericana. Desde hace cuatro años, con Carter en la presidencia, la deuda nacional aumentó de uno a tres; EE UU conoce el peor índice de inflación de toda su historia; los más elevados índices de interés bancario desde la guerra civil norteamericana; el nivel más bajo de ahorro desde hace 33 años; el peor número de parados desde 1929, y las más importantes crisis estructurales para ciertos sectores, como el del automóvil. Sin embargo, según Simon, otros países, como la República Federal de Alemania o Japón, logran atenuar los efectos de la crisis gracias a su trayectoria y disciplina. Estados Unidos tomará de nuevo «posesión de su destino» y, gracias al programa republicano, volverá a ser la gran potencia económica y política que era, afirmó Ronald Reagan en su discurso de clausura.

las reacciones sindicales al proyecto económico republicano son reservadas, a pesar de las tensiones y del «precio social» de la crisis que pagan los trabajadores norteamericanos con la Administración Carter.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_