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Reportaje:

Ministros y jóvenes con vaqueros comparten la "fiebre" del hipódromo

Mábel Galaz

«A Suárez sólo le gusta el mus, y juega muy bien", decía el ministro de Justicia, Iñigo Cavero, cuando el domingo guardaba cola en una taquilla del hipódromo de La Zarzuela para hacer sus apuestas. Cavero, incondicional de las carreras de caballos, no podía perderse el Gran Premio de Madrid, fiesta grande del hipódromo. «El único fan de los caballos en el Gobierno soy yo. Vengo desde que tenía ocho años. La afición me la inculcó mi padre y yo ahora trato de hacer lo mismo con mis hijos. Hoy he venido con Ignacio, que tiene trece años». Cavero cuenta que al que le gustan los caballos, pero sólo para montar, es a Jaime Lamo de Espinosa, ministro de Agricultura.

«No puedo negar que me encanta apostar. Antes tenía algún caballo, pero sólo me queda una yegua de cría, y por eso ahora me divierto con las apuestas». Cavero no puede negar que es afortunado en el juego. «Hace unas semanas, cuando había un fondo para la quíntuple de más de veinte millones de pesetas, me tuve que ir a Mallorca a una reunión de UCD, pero compré el programa antes de irme y le dejé el boleto a mi mujer, que también es muy aficionada. Cuando volví me encontré con que había acertado y me daban más de 100.000 pesetas». Ante la suerte del ministro nos atrevimos a preguntarle qué caballo iba a ganar el Gran Premio, y no dudó en decir: «No es porque lleve el nombre de tu periódico, pero va a ganar El País». Cavero no se equivocó y El País acertó. Después de la prueba vimos al ministro de nuevo en una taquilla, pero en esta ocasión en la de pagos. Había acertado la doble, que pagaba nada menos que a casi 3.000 pesetas por un boleto de diez.Al hipódromo, antes, sólo iban unos pocos, la gente bien del Madrid aristocrático. No era raro ver a las damas con pamela, a los caballeros con sombrero pasear su elegancia por las praderas de La Zarzuela, como a mediados de siglo lo hacían los ingleses en Ascot. Ahora todo, es bien distinto. A las carreras van los jóvenes en vaqueros, las familias al completo y los eternos aficionados que no se pierden una carrera, haga frío o calor, y que siempre te dan el petardo de última hora.

Si hubiera que elegir al personaje más popular del hipódromo, seguramente éste sería Manolo, el Platanito, que representa a la oposición. Manolo dejó un día de repartir plátanos por Madrid en su Vespa y se vino al hipódromo; como había cosas que no le gustaban, decidió que había que protestar. Desde hace muchos años, el Platanito saca todos los domingos de gala una pancarta en la que trata -dice él- de recoger la opinión del sufrido aficionado. A Manolo esto de ser la oposición en un hipódromo, tan acostumbrado a otras cosas, le ha costado algún disgustillo, como cuando vino a detenerle la Guardia Civil y se lo llevó a El Pardo. El Platanito está ahora legalizado, ya no vienen por él, ya no se tiene que esconder, pero sigue con sus pancartas.

El que es afortunado en el amor no lo es en el juego, sentencia el refrán. Jerónimo, con su reciente primer puesto en el Festival de Benidorm, debe de ser muy querido, o por lo menos eso piensa él, porque no gana nunca. «Me gusta el espectáculo y siempre que tengo tiempo vengo al hipódromo. Todavía no he perdido la esperanza de ganar algún día». Jerónimo tendrá que pedir a sus fans que le dejen de cantar su famosa canción: «Siempre te voy a querer».

Por la pradera, entre los más de 10.000 espectadores que van cada domingo a La Zarzuela, no es raro ver a Gabriel Cisneros, programa en mano, mirando las pantallas del totalizador y estudiando qué caballo es más rentable a la hora de apostar. Cisneros va solo a La Zarzuela. Paca Sauquillo, cuando se acerca al hipódromo, va con sus hijos, igual que Jesús Sancho Rof, Di Stéfano es otro cliente fijo cuando está en paro.

El domingo, siete aficionados se fueron a su casa con más de 700.000 pesetas, ya que acertaron la apuesta quíntuple, en la que fallaron varios favoritos.

El que más ganó el día del Gran Premio fue Ramón Mendoza, que colocó a sus dos caballos en primera y segunda posición. Además, Mendoza acertó la poule, que se hace antes de la prueba y por la que se llevará tres millones de pesetas. El triunfo de El País lo tendrá que compartir con diez trabajadores de este periódico que tienen una participación en el caballo.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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