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Reportaje:Ocaso de la mítica revolucionaria cubana / 1

El exodo cubano, fruto del progresivo endurecimiento del régimen de Fidel Castro

Más de 10.000 cubanos irrumpían en la embajada peruana en La Habana, el pasado 7 de abril, con el fin de solicitar asilo político y partir de Cuba, Calificados de «delincuentes comunes, homosexuales..., y lastre social» por el Gobierno cubano, las acusaciones, evidentemente precipitadas, ponen de relieve la precaria, si no desesperante, situación socioeconómica por la que atraviesa Cuba.La revolución verde olivo, motivo de esperanza y aplauso hasta entrados los años sesenta, ha suscitado progresivamente la critica y denuncia de los mismos que en su día defendían lo que podría haber sido un ejemplo de independencia en América Latina. Los gusanos de ayer, grupo así calificado por las autoridades cubanas y por todos los que veían en ellos a los enemigos del régimen y de una sociedad más justa, han sufrido un proceso gradual de revisionismo... Hoy son «disidentes» por el conocimiento de una realidad que hace que aquellos que vertían su desprecio en ellos viertan la comprensión a un éxodo que sobrepasa al millón, y que, asentados, en su mayoría, en una sociedad ajena, han tenido -a lo largo de estos veintiún años- que luchar por la supervivencia material y enfrentarse ante el desprecio internacionalmente generalizado de ser «esbirros capitalistas».

Entender el éxodo cubano es seguir el trato histórico de Cuba. Desconocedora de la democracia desde prácticamente su independencia de la metrópoli, el pueblo cubano puso todas sus esperanzas en aquellos hombres que en sierra Maestra luchaban por derrocar la tiranía de Fulgencio Batista. Moral y materialmente, estos hombres eran apoyados por la casi totalidad de la población.

Pero las medidas introducidas fueron transformando a Cuba en un sistema totalitario. «En Cuba nadie muere de hambre; el sistema educativo parece haber alcanzado cuantitativamente grandes cotas de mejoramiento con respecto de la Cuba anterior al año 1959, pero cualitativamente el sistema es de adoctrinación... », explica el profesor Juan Clark, actualmente profesor en la Universidad de Florida estudioso durante años del éxodo cubano y sus características.

Veintiún años después de la revolución, las necesidades inmediatas que afectan al ciudadano -las colas para recibir alimentos, la pésima situación de los transportes, la burocracia- han hecho que se produzca un creciente descontento.

Es cierto que Cuba ha erradicado el analfabetismo, las mejoras en la sanidad son loables, la miseria -esa que vemos en -muchos países denominados desarrollados- no existe... Entonces, ¿qué factores ocasionan el éxodo, qué ocurre cuando millares de personas se refugian en una embajada sin saber dónde ni qué les aguarda?

El despertar del descontento

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Políticamente, el ciudadano es vigilado, los comités de defensa revolucionarios, son organismos que efectúan su labor en los barrios con el fin de «advertir» al sospechoso de disensión de las consecuencias de su actitud.

«Un factor que ha influido en el despertar del descontento es la permisividad, por parte de las autoridades cubanas, de los viajes de los exiliados a La Habana: Naturalmente, esto creó resentimiento entre el pueblo, pues muchos venían con grandes ostentaciones. Pero, una vez alcanzado el mínimo de superviviencia, el hombre tiene necesidad de libertad, de incentivo... Se puede ver en el problema del absentismo laboral, en la apatía del trabajador, en la negligencia; todo esto mina el espíritu revolucionario. El mismo Fidel Castro ha declarado que se implantarán incentivos capitalistas con el fin de combatir la, negligencia laboral», manifiesta un ex preso politico, combatiente junto a Fidel, pero encarcelado durante diecisiete años por disensión con el partido.

Exodo cambiante

«La idea generalizada que se tiene del exiliado cubano, o gusano, como muchos nos llaman, es que todos somos hacendados, terratenientes, etcétera. Yo estuve con la revolución, creí en ella, participé en los planes de alfabetización.... posteriormente fui llamado a cumplir el servicio militar en un pueblo de la provincia de Matanzas. Allí me di cuenta, a mi pesar, de la corrupción existente. Yo estaba dispuesto al sacrificio y, como Yo, muchos, pero no podía entender que el proclamado igualitarismo era bastante falso. Finalizado el servicio solicité mi baja del Ejército; resultado: la entrada que había solicitado en la universidad para proseguir estudios me fue denegada. Yo cumplí con mi deber; después, en teoría, era libre..., pero ya ven los resultados. Posteriormente, y ante tanto obstáculo, decidí dejar Cuba. No eran motivos económicos m penuria, sino el sentir que me ahogaba ... », manifiesta Juan A. Fernández, actualmente residente en Miami y colaborador de Human Rights, organización que coopera con Amnistía Internacional y que tiene a su cargo la liberación de presos políticos cubanos.

Se fueron con un futuro pleno de dificultades, ya que a partir de 1962 las salidas tenían que ser por España o México.

En Camarioca, en 1965, Fidel Castro manifestó en un discurso que todo aquel que quisiera dejar Cuba podría hacerlo. Casi 261.000 personas partieron, numerosos familiares ya exiliados en Estados Unidos vinieron a buscar a los suyos, mediante un acuerdo entre el entonces presidente Johnson y Castro. No obstante, se impusieron serias limitaciones. En abril de 1973, estos viajes fueron definitivamente interrumpidos, lo que señaló el declive del éxodo.

Posteriormente, las salidas fueron escasas y las dificultades se agravaron, por lo que el número se redujo considerablemente. Pero el volumen de exiliados en estos veintiún años ha sido mayoritariamente -casi un 49%- pertenecientes a la capa denominada de «cuello blanco», oficinistas, obreros especializados, técnicos... A diferencia de los dos años posteriores a la revolución, en que éstos representaban el 15%.

El propio Fidel Castro ha admitido que fue un error llamar «gusano-vende patria» a todos aquéllos que dejaron el país. Se iniciaron campañas para explicar en los barrios la necesidad de reconciliación «con nuestros hermanos de fuera». Pero sin entrar en disertaciones sobre las palabras del máximo dirigente cubano, los hechos hablan, la realidad es tangible. Ese «exilio dorado» es mítico. La mayoría alejada de su tierra ha sufrido todo un proceso de « recomienzo » de necesidad y de desprecio ante la opinión internacional.

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«Miami una segunda Cuba»

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