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Carter sugiere la renuncia al tratado Salt II

Cuatro horas después de haber presentado ante el Congreso un plan antiinflación, caracterizado por la reducción del gasto público, la limitación del crédito y nuevos impuestos para la gasolina, el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, anunció en el curso de una conferencia de prensa que Estados Unidos podría renunciar al tratado firmado con la URSS sobre la limitación de armas nucleares, SALT Il.

«Normalmente cuando se firma un tratado entre dos jefes de Estado se respeta su aplicación, pero ante una nueva situación, que puede ir en contra de nuestros intereses, podría notificar a la URSS la renuncia de los términos del tratado» declaró Carter refiriéndose al acuerdo SALT II.Se trata de un elemento importante en las tensas relaciones actualmente existentes entre Washington y Moscú, después de la invasión soviética en Afganistán. En relación con los acuerdos SALT II, hasta ahora se mantenía la política de «congelar» su eventual ratificación por el Senado. Carter da un nuevo paso y amparándose en la posible renuncia por el Senado de los, acuerdos SALT II, no excluye la posibilidad de renunciar a los mismos.

En relación con el presupuesto destinado a la defensa de EEUU en 1981, Carter recordó que Washington mantiene su compromiso financiero para una «defensa fuerte para EEUU y nuestros aliados de la OTAN». Sin embargo, el Departamento de Defensa no escapará completamente al clima de austeridad del nuevo presupuesto, que propone ahorrar 13.000 millones de dólares (unos 860.000 millones de pesetas), para equilibrar el presupuesto de 1981.

La Administración Carter aplicará un control más estricto del gasto militar, particularmente en aquellos sectores que no inciden directamente en una estrategia defensiva de choque. En términos reales, el incremento del presupuesto de Defensa para 1981 será del 5,4%. Incremento importante y que será esgrimido ante los demás países miembros de la OTAN, en el próximo consejo ministerial del mes de mayo, para que respeten, como mínimo, las promesas de aumentar anualmente el gasto defensivo de sus respectivos Ejércitos en el 3%. La situación en Afganistán será, una vez más, el ejemplo expuesto por Washington a sus aliados para demostrar la necesidad de modernizar el material bélico frente a la URSS.

La situación en Oriente- Próximo y el impasse de las negociaciones para la liberación de los cincuenta rehenes norteamericanos de la embajada de EEUU en Teherán fueron los otros dos elementos más importantes de la conferencia de prensa del presidente Carter. Carter se limitó a recordar que el voto propalestino de EEUU en la ONU, en relación con los territorios árabes ocupados por Israel desde 1967, se debió a un «honesto error de comunicación entre las Naciones Unidas y yo ».

Tras referirse al «error» en el voto norteamericano de censura a Israel, Carter aseguró que la política de Washington en el Oriente Próximo continúa inalterable y se basa en la resolución 242 de la ONU como el camino más idóneo para la paz global en la región.

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El «error» fue justificado porque la resolución votada iba en contra de los acuerdos conseguidos entre el premier israelí, Begin y el presidente egipcio, Sadat, sobre política colonizadora judía.

Por otra parte, Carter criticó duramente al Gobierno iraní por no haber respetado los compromisos definidos en la ONU, que debían permitir la visita a los rehenes de los miembros de la comisión internacional que investigó recientemente en Irán el pasado del ex régimen dictatorial del sha. No anunció nuevas medidas contra Irán en un conflicto que dura desde el pasado día 4 de noviembre y que, según el secretario norteamericano de Estado, Cyrus Vance, podría prolongarse todavía hasta el mes de mayo.

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