_
_
_
_

Estados Unidos decidirá el boicot a los Juegos de Moscú el 15 de febrero

Estados Unidos fijó ayer, en declaraciones de su secretario de Estado, Cyrus Vance, para el 15 de febrero, la fecha tope para declarar el boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú. Si la URSS no retira en esa fecha sus tropas de Afganistán, Estados Unidos renunciará a su participación, aunque para ello tenga que compensar económicamente a sus atletas. Solamente Canadá y Arabia Saudí han anunciado hasta el momento su renuncia a los Juegos moscovitas. En cambio, en Europa occidental, y según se trasluce de las crónicas de los corresponsales de EL PAÍS no hay posiciones definidas a favor del boicot.

Estados Unidos fija como tope la fecha del 15 de febrero para que la URSS retire sus tropas de Afganistán; de lo contrario, Washington boicoteará los próximos Juegos Olímpicos de Moscú. La medida no encuentra la misma acogida positiva entre la opinión pública norteamericana que las que incluyen la paralización de exportaciones de cereales y otros productos a la URSS. Sobre todo porque coloca en tela de juicio el principio mismo de separación entre lo político y lo deportivo. Se teme también que la actitud del presidente Carter pueda afectar la celebración, dentro de un mes, de los Juegos Olímpicos de invierno, en Lake Placid (Estados Unidos) y pueda también comprometer la sede de Los Angeles como sede olímpica de 1984.En principio, la Administración Carter presionó para un cambio de lugar de las olimpiadas de verano Se propuso Munich o Montreal como ciudades que pudieran sustituir a Moscú. Sólo Canadá y Arabia Saudí apoyaron firmemente la iniciativa de Washington. Cyrus Vance, secretario de Estado norteamericano, declaró ayer en una entrevista al diario New York Times que esperaba, sin embargo, que, «si el Gobierno decide una política de acción en torno a los Juegos Olímpicos, los ciudadanos corroboran tal principio».

Si no hay cambio de postura en la actitud de los soviéticos en Afganistán y Estados Unidos aplica su decisión de anular su presencia y solicitar lo mismo de otros países a los Juegos Olímpicos de Moscú. el hecho afectará sobre todo a los atletas amateurs norteamericanos, que vienen preparándose activamente para la competición. En los medios deportivos de Estados Unidos temen que la iniciativa de Carter -de tener que llevarse hasta sus últimas consecuencias- pueda suponer el fin de los Juegos Olímpicos modernos. La Administración norteamericana podría compensar económicamente a los atletas, a ejemplo de lo practicado con los agricultores en el embargo de los cereales, pero en ningún caso eliminar la frustración personal que podría suponer para los jóvenes estadounidenses amantes del deporte y la competición.

Dos puntos de vista muy claros se oponen, en realidad, en toda esta polémica. El expresado por los dirigentes deportivos, incluidos los norteamericanos, que rehusan mezclar los asuntos políticos a la pureza del ideal olímpico. Consideran que por su valor y talento, los atletas de las naciones puras triunfarán sobre los atletas de las naciones que son condenables por sus actuaciones políticas. El otro punto de vista, expuesto por Cyrus Vance, no es menos válido. «Me acuerdo de los Juegos Olímpicos de 1936, cuando estaba todavía en la escuela, y pienso que fue un error participar», concluye el secretario norteamericano de Estado, recordando Berlín, en pleno auge del nazismo, cuando Hitler no quiso estrechar la mano a un atleta negro norteamericano, Jesse Owens, ganador de cuatro medallas de oro.

En Washington se espera que un gesto del Kremlin en el tenso capítulo de Afganistán pueda permitir arreglar las cosas. Sin embargo, a nivel político y militar, las noticias sobre los acontecimientos en la zona de Asia central son preocupantes y no permiten pensar, hoy por hoy, en una solución inmediata.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_