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Josep Tarradellas, monaguillo de Granollers, recibió 800.000 pesetas del "gordo"

Josep Tarradellas, monaguillo, de diez años de edad, natural de Granollers, que no tiene nada que ver con el presidente de la Generalidad de Cataluña, se encontró con que le habían tocado 800.000 pesetas en el primer premio del sorteo de la Lotería de Navidad de ayer. Lo primero que declaró a los periodistas es que piensa comprarse una bicicleta.

Tarradellas, que estudia quinto curso de EGB, ayudó ayer a las misas que se celebraron en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, de la citada localidad donde la lotería dejó ayer 6.400 millones de pesetas. Las cinco misas las ofició el cura titular de la parroquia, Joan Samper Ripoll, de 52 años, que fue quien vendió, en pequeñas participaciones, todas las series del número premiado, el 40.286. Al propio cura le correspondieron ocho millones de pesetas, que, según su confesión, salvo una pequeña parte que guardará para él, destinará a las necesidades parroquiales. Mosén Samper, que el pasado día 8 celebró sus bodas de plata con el sacerdocio, pidió a sus fieles «moderación y buena administración del dinero que han ganado. Debo pedirles a todos que no se entusiasmen con el dinero».La suerte que llevó el cura Samper a Granollers está repartida, en su mayor parte, en participaciones de ochenta pesetas (800.000 en premios), por lo que el mayor negocio lo hizo, casi con toda probabilidad, la Caixa de Pensions de Granollers, que fue la única que pagaba al contado las participaciones premiadas, lo que explicó la rápida concurrencia a las oficinas de la caixa desde primeras horas de la mañana. «Muchos de ellos», declaró el interventor de la oficina, José Ribó, «pagarán los créditos que tienen concedidos.» Y si el ambiente era bastante sobrio en Granollers, a pesar de los muchos millones, había alguien que intentaba animar el pueblo. Los empleados de la Banca Catalana se lanzaron a la calle en varios coches con megáfonos para reclamar clientes millonarios y trabajaron toda la tarde de un sábado más destinado a la juerga que al tajo.

Y aunque había gente en Canovelles y Granollers a quienes no les había tocado un duro, algunos de éstos demostraban alegría. Así, una pareja de novios, que esperaban a la puerta de la iglesia para casarse, fueron preguntados si les había tocado la lotería. La novia contestó: «La lotería no nos ha tocado, pero a mí me ha tocado el gordo.»

En Gijón, a los jesuitas

En Gijón, la suerte conseguida con los 3.200 millones de pesetas que dejó la lotería en la ciudad permitirá salir de su mala situación económica a la Fundación de Formación Industrial Revillagigedo, regentada por los padres jesuitas desde hace cincuenta años. De este centro han salido los principales oficiales de la empresa Ensidesa, de Gijón. La suerte se extendió a numerosos alumnos y sus familias y otros vecinos de la zona industrial de Nataollo, que también llevaban participaciones repartidas por los jesuitas. Se calcula en más de mil el número de agraciados. Las participaciones fueron distribuidas con el fin de que el equipo de fútbol Revillagigedo, propiedad de la citada fundación, pudiera obtener los ingresos suficientes para poder participar en las competiciones futbolísticas regionales.

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