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GALICIA

Crecientes disturbios estudiantiles en Santiago de Compostela por la falta de servicios

La reivindicación estudiantil de una serie de servicios universitarios, planteada inicialmente de manera anodina, ha dado pie a un levantamiento prácticamente total de la Universidad de Santiago de Compostela, que permanece literalmente en pie de guerra, con la policía desde hace trece días. Los enfrentamientos se suceden a lo largo de las jornadas y se prolongan, a veces, hasta las cinco de la madrugada, habiendo dado ya origen a algunos heridos y a paralizaciones parciales de la vida habitual de la ciudad.

Los más viejos del lugar no recuerdan nada parecido desde meses antes del mayo francés de 1968, en que la Universidad compostelana se adelantó a los acontecimientos del barrio Latino de París, con la ocupación estudiantil de facultades y huelgas generalizadas. La sombra de una revuelta juvenil de componentes graves se cierne sobre esta vieja urbe gallega, que vivió tal vez demasiado apaciblemente los últimos años dándole al porro y a la pasotería.Empezó todo porque los estudiantes más activos presentaron una plataforma reivindicativa al rector en la que protestaban contra la carestía de los alquileres de los pisos, la falta de comedores universitarios y de hospedajes promovidos por la propia institución universitaria. Para cerca de 26.000 estudiantes residentes en Santiago, la Universidad sólo ofreció este año la dotación de 538 plazas en colegios mayores, que están, además, salvo en un solo caso, bajo control de la iniciativa privada del Opus Dei, las Teresianas, etcétera. Se da, además, la contradicción de que estos colegios mayores están siendo utilizados, sobre todo, por las clases pudientes, a pesar de que la ley de Educación establece su dedicación prioritaria a los estudiantes que disponen de menores recursos económicos, por lo que son considerados como fundaciones benéfico-docentes de interés social, con subvenciones estatales, ayudas y exenciones fiscales.

El negocio de la vivienda

El alquiler privado de viviendas alcanza en Santiago una de las cotas de mayor carestía de toda España y está en manos de inmobiliarias que han especulado sin excesivos escrúpulos durante los últimos años, arrojando la consecuencia de una oferta de pisos de mala construcción, que rara vez tienen calefacción, cargados de humedad, apenas dotados de mobiliario y relaciones de alquiler que cambian anualmente a gusto del dueño. Un piso corriente cuesta en Santiago, por término medio, 25.000 pesetas al mes. La Universidad no se ha vuelto a preocupar, en la práctica, del alojamiento y de la alimentación estudiantil desde los tiempos del rector García Garrido, que algún grato recuerdo tenía que haber dejado en Santiago, Los dos comedores existentes antaño, el de la propia universidad y el del SEU, fueron dejados morir sin solución de continuidad, así como varios comedores que había en los colegios universitarios.

El Burgo de las Naciones

Según opiniones estudiantiles, que sustentan también algunos profesores y apoyan buena parte de los partidos políticos de la izquierda, ha habido una regresión total en la política de becas financiadas a cargo del presupuesto del rectorado. En los años 1971 y 1972, y más tarde, en 1974 y 1975, se habilitaron como alojamientos estudiantiles varios pabellones del Burgo de las Naciones y se dispusieron entonces becas de residencia, de comedor y de bolsillo, que hoy no existen. Sin embargo, la coordinadora del actual movimiento estudiantil compostelano da como seguro que el Inape entregó a la Universidad catorce millones de pesetas en compensación por las matrículas gratuitas, sobre lo que no se ha pronunciado todavía el actual rectorado.Así las cosas, los estudiantes, asesorados por varios partidos políticos, hicieron un estudio de las posibilidades reales de resolver de manera inmediata la situación al menos de manera parcial. Según ellos, solamente en los 45 pabellones que quedan en pie en el Burgo de las Naciones pueden tener cabida, a partir de enero próximo, 620 universitarios, y otros 1.600 pueden ser alojados allí a partir del curso próximo, una vez realizados algunos trabajos de adecuación.

El Burgo de las Naciones, construido en los primeros años sesenta por el antiguo Ministerio de Información y Turismo para alojamiento especial de los peregrinos del Año Santo Compostelano, depende en la actualidad del Ministerio de Comercio y Turismo. Ocho pabellones están ocupados como viviendas provisionales de la policía. En otros dos viven posgraduados y personal docente de la Universidad; tres son almacenes; uno, mecanización, y el pabellón central está habilitado como guardería universitaria y como escuela de enfermería. Otros veintiséis están cerrados, totalmente vacíos y abandonados, con serios riesgos de destrucción definitiva. Según la coordinadora que reivindica el uso del Burgo, quince pabellones podrían ser abiertos en quince días y ofrecer 620 plazas en habitaciones con calefacción central, moqueta y sala de baño.

Habilitar un hotel vacío

Pero hay más. En las afueras de la. ciudad existe un hotel, que fue terminado de construir en 1973, con cinco plantas, 54 habitaciones dobles, nueve individuales, dos salas grandes para dormitorios de personal, con veinte camas cada una, cafetería, comedor, central telefónica, amplia sala de estar y generoso mobiliario al que todo el uso que se le ha dado hasta ahora ha sido el de albergar a la escolta del Rey y a los periodistas que siguieron el viaje de Juan Carlos a Galicia en el verano de 1976, aparte de servir como sede de la escuela de hostelería algún tiempo. Este hotel es propiedad de Comercio e Industria y, según estudiantes y partidos políticos, podría ser muy bien habilitado para residencia universitaria, dado que no se le sabe dar otro uso práctico.En contraste con todo esto, el recién nombrado gerente de la Universidad ha sido dotado de una espaciosa vivienda gratuita que ocupa los locales que tuvo hasta ahora el Instituto de Ciencias de la Educación, y buena parte de los catedráticos disponen de generosas viviendas facilitadas también por el rectorado a precios absolutamente rebajados (una vivienda de 150 metros cuadrados cuesta 7.000 pesetas de renta mensual o es vendida a precios muy bajos).

Después de algunas negociaciones infructuosas, los estudiantes se echaron a la calle, tomaron facultades e interrumpieron constantemente la vida, académica. El resultado es ahora mismo una ciudad en la que ya es habitual el lanzamiento de piedras, de algún coctel molotov aislado, el estallido de botes de humo o el disparo de balas de goma.

El rector, David Suárez Núñez, de UCD, dice que el asunto de la carestía de las viviendas privadas no es cosa suya y que el Burgo sólo puede ser abierto en una mínima parte. Su opinión es que el movimiento estudiantil está siendo manejado por una minoría, incluso marginal, que no tiene otro propósito que el de alterar la vida académica.

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