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Automovilismo

Arbitrarios acuerdos de la Federación Internacional

La Federación Internacional del Deporte del Automóvil, FISA, presidida por el francés Balestre, sigue dando pruebas de arbitrariedad. Por si sus enfrentamientos con Ecelestone y su fórmula 1 no fueran suficientes, ahora los rallyes han tenido que soportar las decisiones fuera de lugar de unos federativos más preocupados por organizarse espléndidos viajes que por mejorar el deporte.Con vistas a la próxima temporada, los grandes fabricantes involucrados en la lucha por el prestigioso título mundial de rallyes -todos ellos europeos-, pidieron a la FISA la reducción del número de pruebas, con objeto de que los cuantiosos gastos que acarrea un campeonato de estas características pudiesen recortarse algo. Pero la respuesta de la Federación Internacional no ha satisfecho a nadie, salvo a sus propios componentes, que se han asegurado unos imponentes viajes a costa del deporte del automóvil.

Para satisfacer los deseos de los fabricantes, la FISA ha fijado el número máximo de pruebas puntuables, para el año próximo, en diez. Pero, de ellas, sólo seis en Europa. Con su intento de mundializar el Campeonato, lo único que han conseguido es que los fabricantes opten por correr sólo las seis pruebas europeas, al ser sólo seis los resultados que puede retener cada equipo.

Pero, en la reducción, la Federación Internacional ha suprimido tres pruebas clásicas del calendario internacional -Suecia, Finlandia y Canadá-, con una argumentación para ello poco menos que sorprendente. Sobre las pruebas nórdicas, los dirigentes del deporte del automóvil a nivel internacional han dicho que son demasiado selectivas y que las ganan siempre pilotos nórdicos. Teniendo en cuenta que otras pruebas, como Córcega o San Remo -que se han mantenido-, son, cuando menos, igual de selectivas, y que el que los pilotos nórdicos ganen las carreras nórdicas es bastante normal, puesto que los mejores del mundo son de allí -Waldegaard, Mikkola, Alen, Blomquist, Andersson, etcétera- y ganan no sólo las nórdicas, sino casi todas las demás, la argumentación de la FISA parece un tanto pobre. Y, sobre la carrera canadiense, el hecho de que sea costosa no es razón para su eliminación, cuando ahora se incluyen pruebas como la de Brasil, con un historial de una sola edición en su haber y cuyo resultado organizativo fue desastroso.

Finalmente, por lo que respecta a nuestro país, la FISA no ha permitido que ninguna de nuestras pruebas acceda al Campeonato Mundial. Antes al contrario, ha rebajado el coeficiente europeo del Rallye de España, cuando pruebas mucho peores -pero mejor situadas geográficamente, con lo que los federativos disfrutan más en sus viajes- no sólo permanecen intactas, sino que incluso mejoran. El que el presidente de la Federación Española, Fernando de Baviera, sea vicepresidente del organismo internacional y fuera pieza clave para la elección del francés Balestre al frente de la FISA, parece no haber contado para nada. Los compromisos de Balestre y otros federativos con algunos organizadores y sus deseos de conocer países exóticos en fechas interesantes para el turismo deben haber pesado más.

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