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El Sistema Monetario Europeo cumple un semestre

El Sistema Monetario Europeo, puesto en marcha por la mayor parte de los países de la CEE (con la excepción de Gran Bretaña), ha cumplido su primer semestre de funcionamiento. Fue creado como primer paso o embrión de la unidad monetaria europea y como instrumento de defensa de los cambios de sus integrantes y de freno al desorden monetario.El primer balance sernestral del SME se califica de «satisfactorio» por parte de los expertos monetarios de la CEE, aunque recibe una crítica dura por parte del embajador de Estados Unidos, acreditado ante la CEE, Deane Hinton, que lo califica de «fracaso». El representante de Washington en Bruselas. considera el SME como un fracaso importante, al no haber logrado las monedas europeas adoptar una postura conjunta en relación con el dólar. Las quejas del embajador norteamericano por la actuación de los dirigentes del Mercado Común van aún más lejos. En declaraciones a una agencia de prensa económica norteamericana (AP-Dow-Jones), el embajador Hinton considera que Europa ignora la importancia estratégica de Japón en el concierto económico internacional, es incapaz de crear nuevos empleos y carece del dinamismo norteamericano para superar la crisis económica y dominar los problemas energéticos.

Los medios oficiales de la Comisión Europea toman con calma las acusaciones del diplomático de Estados Unidos. Recuerdan que puede tratarse de un «inventario» de dolencias, antes de que abandone su puesto de representante de Estados Unidos acreditado en las instituciones de las Comunidades Europeas.

Sin embargo, en el plano monetario, es un hecho que no todos los Gobiernos de los nueve Estados del Mercado Común están dispuestos a jugar el mismo papel para sostener el dólar, cada vez más débil, en las cotizaciones en los mercados monetarios europeos.

La República Federal de Alemania -verdadero eje del SME- determina con sus intervenciones monetarias de apoyo o abandono del dólar, la posición de las restantes divisas del SME en relación con el mismo. Washington sigue desconfiando del SME, que a largo plazo podría debilitar el dólar en su papel de divisa-patrón para el conjunto de relaciones comerciales internacionales.

Los seis primeros meses de balance del SME se caracterizan, en el plano interno comunitario, por una estabilidad entre las paridades centrales de las ocho divisas que los integran (marco alemán, franco francés, franco belga-luxemburgués, florín holandés, lira italiana, libra irlandesa y corona danesa). Se espera que en el futuro el Gobierno conservador de Margaret Thatcher decida vincular también a la libra esterlina en el SME, completando el abanico de divisas comunitarias que forman un núcleo de estabilidad monetaria para facilitar los intercambios comerciales entre los nueve países de la CEE. Camino que deberán seguir en su día las divisas de los tres futuros Estados miembro (dracma griego, escudo portugués y peseta española). Por el momento, el SME sigue su trayecto..., aun a disgusto del embajador de Estados Unidos ante la CEE.

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