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El Gobierno británico pide a los sindicatos mayor productidad

«Miren ustedes, señores. Aquí todos estamos defendiendo el mismo punto de vista. De lo que se trata es de que todos vivamos mejor. La única diferencia es que toda su argumentación está basada en conseguir sueldos más altos, y la mía consiste en que para conseguir esos salarios más altos hay que producir más.»

Con este mensaje a los sindicatos, la primera ministra británica, Margaret Bismarck Thatcher se ha marchado a Tokio para asistir a la conferencia cumbre de paises industrializados que se inicia el jueves en la capital japonesa.La entrevista celebrada el lunes en la residencia oficial del jefe del Gobierno (el famoso número 10 de Downing Street) ha dominado los comentarios de la prensa, radio y televisión inglesas; y, aunque hay comentarios para todos los gustos, la opinión generalizada desde el liberal Guardian al portavoz de los intereses de la City, Financial Times, es que el obierno conservador ha ganado el primer asalto en el pulso Gabinete-sindicatos.

Margaret Thatcher puede que no impresione a nadie por sus niveles intelectuales, pero nadie duda de que, en estos momentos, es la típica representante del sentir de la clase media británica; hasta sus más acérrimos enemigos políticos coinciden en señalar esta cualidad. De ella dijo el máximo exponente de la izquierda laborista, Tony Benn, al analízar el resultado de las elecciones: «Ha ganado por la firmeza de sus convicciones.»

Conseguir más riqueza

En su reunión con el poderoso comité económico del TUC (Trade Unions Congress), la Thatcher no hizo la más mínima concesión a la galería. «Nuestros fines son idénticos. Se trata de conseguir la creación de más riqueza para nuestro país; pues bien, para eso es necesario que las peticiones sindicales de salarios más altos vayan acompañadas por un afán de conseguir una mayor productividad.»Los líderes sin dícales, presididos por su secretario general, Len Murray, expusieron a la jefa de Gobierno su opinión de que la política económica patrocinada por los conservadores produciria inevitablemente un mayor desempleo y un descenso general del nivel de vida. Pero la Thatcher no estaba dispuesta a apearse de sus opiniones. El resultado de las elecciones, dijo, demuestra que el pueblo británico desea un cambio general. Nuestra política económica, añadió, está pensada a medio y largo plazo. No se trata de conseguir una distribución equitativa de la pobreza, sino de repartir la riqueza.

Reunión importante que ha conseguido que los puentes de entendimiento entre el Gobierno y los sindicatos permanezcan abiertos. La batalla frontal entre los dos poderes es muy posible que se produzca, pero por el momento, como dijo Len Murray al término de la reunión, es necesario que los sindicatos nos acostumbremos a coexistir con un Gobierno conservador.

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