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Los nuevos gobernadores de Vizcaya y Guipúzcoa toman posesión de sus cargos

Los nuevos gobernadores civiles de Vizcaya y Guipúzcoa tornaron ayer posesión de sus cargos, en actos celebrados, respectivamente, en Bilbao y San Sebastián. Sus primeras declaraciones, no muy concretas en cuanto a contenido político, se refieren a la conveniencia de aceptar el marco autonómico y a la necesidad de una colaboración por parte de los ciudadanos en la solución de los problemas planteados.

Fernando Jiménez, nuevo gobernador civil de Vizcaya, rechazó un ofrecimiento anterior para ocupar el mismo cargo en Guipúzcoa, según confirmó ayer en Bilbao instantes después de su toma de posesión. El señor Jiménez, hasta ahora gobernador civil de Oviedo, desmintió, sin embargo, que su rechazo obedeciera a la existencia de lazos familiares con dirigentes del PNV.«Simplemente», aseguró, «ocurre que la familia de mi mujer tiene negocios en Guipúzcoa, por lo que consideré oportuno no aceptar el cargo para evitar cualquier situación que pudiera interpretarse como relacionada con intereses personales», informa nuestro corresponsal Patxo Unzueta.

El nuevo gobernador, antiguo tácito y hoy «ucedista sin carnet», es consciente de la problemática específica del País Vasco, aunque no quiere que su gestión «se limite al ámbito de lo estrictamente político». Su actuación se extenderá, por el contrario, a « todos los aspectos de la vida social que preocupan al ciudadano: desde la falta de viviendas al funcionamiento de los transportes públicos».

Respecto a la creación de una policía autónoma, el señor Jiménez López se mostró partidario «en los términos marcados por la Constitución», aunque, dijo, «el verdadero problema es cómo conjugar la necesaria autoridad con los derechos democráticos». Ambos conceptos deben «convivir unidos para no perder la oportunidad de estabilizar un orden de libertades, conjurando los reales peligros de involución», añadió.

Por su parte, el nuevo gobernador de Guipúzcoa, Joaquín Argote, que sustituye a Antonio de Oyarzábal, arrastró al acto a todo un séquito de autoridades zamoranas, provincia en la que hasta ahora representaba al Gobierno, según informa nuestro corresponsal Antonio González. En el transcurso de la ceremonia, el gobernador entrante y el saliente se intercambiaron palabras amables, vacías de contenido político.

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A las preguntas concretas de los periodistas, el nuevo gobernador respondió de forma difusa, y únicamente concretó que veía en el futuro Estatuto de Autonomía la solución a muchos de los problemas vascos. Añadió que venía a Guipúzcoa con un espíritu abierto, y pidió la colaboración de los ciudadanos.

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