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Dos guardias civiles, ametrallados en Canillas

Dos guardias civiles, Casimiro González Reyes y Jesús Fernández Rodríguez, fueron asesinados ayer en Madrid, hacia las dos y media de la tarde, por tres personas que utilizaron metralletas, cuando, vestidos de paisano, caminaban por la calle Pedro Alonso, una cañada en la colonia de Villa Rosa de la calle Canillas. A las tres y cuarto de la tarde, los dos guardias civiles ingresaban ya cadáveres en la residencia sanitaria La Paz de la Seguridad Social.

Los únicos testigos del atentado fueron tres niños de edad escolar que pasaban por la cañada, muy cerca de los guardias civiles, al producirse los disparos. Según explicaron vecinos de la zona, entre los que se encontraba un hombre que había visto de lejos parte de lo ocurrido, poco antes de las dos y media de la tarde dos personas, aparentemente jóvenes, estaban sentadas en el suelo, recostadas contra una de las paredes de la piscina Pryconsa, que da al callejón.Cuando los dos guardias civiles, vestidos de paisano, se encontraban a escasos metros de los que estaban en el suelo, estos cubrieron rápidamente sus rostros y dispararon sobre los guardias dos ráfagas de metralleta. A unos veinte metros de distancia les estaba esperando una tercera persona dentro de un taxi, que había sido robado unas horas antes, en el que pudieron darse a la fuga por la carretera de Canillas.

Los dos guardias fueron rápidamente trasladados a la Ciudad Sanitaria La Paz. Uno de ellos era ya cadáver cuando subió al coche. El otro murió en el trayecto.

Ambos guardias civiles presentaban impactos de bala en casi todo el cuerpo.

En La Paz, un médico retiró a uno de los guardias una pistola sujeta a la pierna. Tan ajenos iban a la posibilidad de ser víctimas de un atentado y tan rápido fue el ataque, que no tuvieron tiempo ni siquiera de sacar sus armas. Ninguno de ellos pudo responder a los disparos de los agresores.

Casimiro González Reyes, cabo primero, nació hace 39 años en Torrejón de Rubio, Cáceres. Era soltero y estaba adscrito a la Agrupación de Destinos. Jesús Fernández Rodríguez, guardia segundo. cumplía hoy 37 años, era soltero y natural de Pedralba, Zamora. Estaba destinado al Parque de Automóviles.

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En el suelo quedaron veinte casquillos de bala, del calibre nueve milímetros tipo Parabellum.

Los tres niños, que fueron los únicos testigos, tuvieron que esconderse tras una caseta de piedra que hay junto a la cañada. Por la hora y el lugar, es normal el hecho de que pasaran los niños, debido a que en las proximidades hay cinco colegios.

El taxi en el que huyeron los tres asesinos había sido robado a punta de pistola, hacia la una de la tarde, en las proximidades de la plaza de Las Ventas. Es un Seat 124 con matrícula M-2593-CW, propiedad de Félix Alvarez de la Fuente, quien fue amordazado y, posteriormente, abandonado en un descampado próximo a la calle de Arturo Soria. A las cuatro de la tarde, el vehículo apareció en la calle de Andorra.

La capilla ardiente con los restos mortales de los dos guardias civiles fue instalada a las cinco de la tarde en el hospital militar Gómez Ulla, donde acudieron el ministro del Interior, Antonio Ibáñez Freire; el gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón, y el director general de la Guardia Civil.

Hoy por la mañana se celebrará un funeral en el Gómez Ulla y posteriormente los restos mortales del cabo Casimiro González serán enterrados en Canillas, y los del guardia Jesús Fernández, en Zamora.

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