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XXVIII Congreso del PSOE

Mención expresa al marxismo

La comisión política del XXVIII Congreso del PSOE aprobó ayer un proyecto de resolución en el que se dice que «el PSOE reafirma su carácter de partido de clase, y por tanto de masas, marxista y democrático». Esta frase forma parte de la propuesta presentada por la delegación de Asturias, y repite, en términos exactamente iguales, la definición ideológica del partido aprobada en el congreso anterior (diciembre de 1976). El hecho de que haya sido aprobado ese texto en comisión no implica su adopción definitiva, hasta que se celebre la sesión plenaria que ha de ratificar las diferentes resoluciones.Los miembros de la comisión política habían comenzado su trabajo con una extensa discusión sobre el texto básico que debía adoptarse. Las escasísimas propuestas que no mencionaban el marxismo ni siquiera fueron tomadas en consideración, y respecto a las restantes se produjo un fuerte debate, en el que quedaron finalistas las de Fuentevaqueros (Granada), Asturias y la agrupación madrileña de Chamberí. El alcalde de la citada localidad granadina, que se encuentra en el congreso a título de delegado, retiró finalmente la suya, y entre la propuesta asturiana y la madrileña (esta última era la ponencia elaborada por Francisco Bustelo) finalmente ganó la primera.

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Sesión de la tarde

La sesión de la tarde comenzó con una lectura al primer punto de la ponencia de Asturias, que comprende una introducción y unos principios programáticos, tras lo cual se organizó un debate que duró varias horas. En primer lugar se presentaron varias enmiendas, entre ellas la de Córdoba, que propugnaba que el PSOE asumiera todos los principios ideológicos «desde su primer congreso hasta el presente». Esta propuesta fue defendida, además de la delegación de Córdoba, por Luis Gómez Llorente, basándose en el hecho de que asumir todos los principios socialistas desde hace cien años es la forma más coherente de mantener la ideología del partido, sin que éstos se conviertan simplemente en ideas coyunturales que pueden adornarse de distinta manera. Intervino, en su turno en contra, el delegado Francisco Bustelo, quien dijo que no bastaba con recoger y asumir los congresos anteriores, sino adecuarlos a la situación actual. También consumió un turno en contra de Córdoba el secretario general de la Federación Socialista Madrileña, Alonso Puerta, quien manifestó que no bastaba con reproducir los principios del XXVII Congreso, sino que hace falta una nueva formulación en base a las nuevas situaciones.

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Planteado así el debate, la propuesta de Córdoba fue rechazada. Una enmienda de Sevilla, en el sentido de que el socialismo no será jamás el resultado de dogmatismos, fue rechazada, entre otros, por los señores López Riaño y Abejón, de Madrid.

Durante la discusión intervino también Felipe González, quien dijo que el marxismo en estos momentos es un arma arrojadiza en manos de la derecha y un dogma de fe para la clase trabajadora. Se refirió a las incongruencias y absolutismos que dominan en los países que se denominan marxistas en cuanto a su teoría del Estado.

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