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El ministro español de Comercio, José Antonio García Díez,

manifestó en México que, si el flujo de capital español a aquel país aumentó de setecientos millones de pesetas en 1978 a 3.300 millones de pesetas en los primeros cuatro meses de 1979, se debe a que México resulta un país muy atractivo, pues para finales de siglo será una potencia respetable. Preguntado sobre si la cada vez mayor suma de dinero autorizado para inversiones en México no implicaba la posibilidad de una fuga de capitales, García Díez negó tal probabilidad.

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