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Tribuna:Crisis de la CNT / 3
Tribuna
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El congreso podría exigir responsabilidades a los dirigentes históricos del exilio

Este fin de semana se está llevando a cabo en Barcelona un pleno de la regional de Cataluña de la CNT y también una reunión plenaria de todas regionales españolas de la CNT. En. la primera reunión, los sindicatos y organizaciones locales donde predominan los «reformistas» piensan solicitar la exclusión de todo el sindicato de la construcción, donde reside gran parte de la fuerza de: los «puros» o «específicos», como corriente que aparece como dominante y que en los días pasados ha logrado la expulsión de la CNT de doce de sus antagonistas que ocupaban cargos de responsabilidad en la organización. En la segunda reunión se prepara la celebración del quinto congreso de la CNT, prevista para el próximo mes de octubre.Los «reformistas» -a quienes sus antagonistas denominan también «los paralelos», por haberlos expulsado a causa de haber creado unos «grupos de afinidad» paralelos a la CNT- acusan a los «puros» de no desear la celebración del congreso y muestran unas declaraciones del más destacado- dirigente de los «puros», en las que éste afirmaba que «es una locura ir a un congreso de la CNT», atendiendo al estado actual de la organización. Pero ahora, Luis Andrés Edo, la principal figura de los «puros», manifestó a EL PAIS que no se opone a la celebración del congreso, que a lo sumo debería retrasarse. Posiblemente la expulsión de «reformistas» llaga que ahora sus oponentes no vean con temor el congreso, que, por otro lado, continúa siendo impulsado por los «reformistas», quienes consideran que es la única solución «para que la CNT deje de ser un saco adonde va a parar todo y se convierta en una organización realmente sindical y obrera».

Casi todas las fuentes coinciden que la celebración del congreso no es deseada en absoluto por la CNT del exilio. Previamente, hay que hacer constar que la CNT del exilio también está dividida. Por un lado, aparece el «secretariado intercontinental», cuyas principales figuras son Federica Montseny (ex ministra de Sanidad de la República) y su esposo, Germinal Esgleas. Por otro, el comité de relaciones, que edita la revista Frente Libertario y en el que destacan José Peirats y Gómez Peláez. Todo indicaría que el grupo más dinámico es el de Montseny y Esgleas.

La oposición de la CNT del exilio al congreso proviene, según fuentes del comité nacional de la CNT, de que los dirigentes del exilio estarían obligados «a rendir cuentas de su gestión y de la utilización de los grandes medios económicos con que contaba la CNT en 1939». Añaden también que un congreso implicaría el retorno de los archivos de la CNT, que desde los años cuarenta se encuentran dentro de 44 cajas cerradas y selladas, depositadas en el Instituto de Historia Social de Amsterdam. Las fuentes agregan que algunos documentos pondrían en entredicho la gestión llevada a cabo durante el período republicano por algunos líderes del exilio, aún en vida.

En el último pleno de regionales de la CNT, celebrado los días 7 y 8 de abril, se acordó formalmente pronunciarse en favor de la disolución de toda la CNT del exilio. Poco después, los días 13, 14 y 15 del presente mes, se celebró una reunión de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), es decir, de la primera internacional que fundara Marx en 1864, en la que acordó reconocer sólo a la CNT del exterior y trasladar toda la organización de la. AIT a España, donde el secretariado de la misma será desempeñado por la CNT. Ello fue un duro golpe para el exilio, que con el congreso quedaría definitivamente enterrado.

Difícil conciliación del secretario general

Ante todos estos conflictos, el secretario general de la CNT, Enrique Marcos, intenta mantener una actitud conciliadora, que evite la ruptura definitiva de la organización, pese a que sus convicciones personales coinciden en la mayoría de puntos con los «reformistas». «Sin pluralidad -manifestó Marcos a EL PAIS- no hay CNT. Por ello. Marcos es contrario a las expulsiones, si bien, afirmó, «temo que las expulsiones prosigan».

Estas expulsiones son impulsadas por los «puros» o «específicos» y afectan a los «reformistas» o «paralelos» de los «grupos de afinidad anarcosindicalista». La principal figura de los «puros», Luis Andrés Edo, manifestó a EL PAIS que las expulsiones estaban plenamente justificadas. «Con motivo del fin del consenso político -afirmó Edo a EL PAIS- nace un deseo de UCID de cubrir un espacio obrero y entonces se produce un terremoto de transferencias de afiliación dentro de las organizaciones obreras. En este contexto se manifiestan una serie de posiciones minoritarias dentro de las organizaciones sindicales, respondiendo a un acuerdo tácito de integrarse en una nueva formación obrera, una intersindical. Estarnos en una etapa de «reformismo triunfante» y ello tiene su traducción dentro de la CNT».

Para Edo, la baja de afiliación que todos estos conflictos internos originan no es importante. «La desafiliación -afirma- es una consecuencia de la depresión general.» A lo que agrega: «La CNT no ha sido nunca un sindicato. No queremos que sea un sindicato. Si ha existido durante tres cuartos de siglo es porque no ha sido sólo un sindicato. Luchamos contra los sindicalistas que quieren ir contra las corrientes anarquistas y contra las corrientes vivenciales. Si no fuera por el movimiento vivencial -los llamados pasotas-, la CNT hubiese estado en el pacto de la Moncioa, ya que no hubiera podido resistir la onda de reformismo triunfante.»

Como alternativa a su postura. de marginar la lucha por las plataformas reivindicativas de los convenios, los «puros» se pronuncian por «la lucha global fuera del marco de los convenios y por reivindicaciones que aparecen en todos los convenios, como son duración de la jornada de trabajo, el paro, lajubilación y la seguridad social, lo.cual implicaría dar prioridad a las organizaciones de CNT, en vez de la lucha en las fábricas o en sindicatos de ramo».

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