El Gobierno trata de frenar el crédito exterior y de estimular, mediante coeficientes, créditos a medio plazo
La situación coyuntural y la necesidad de estimular la inversión privada han forzado al Gobierno, dijo ayer el ministro de Economía, José Luis Leal, en una conferencia de prensa, a tomar una serie de medidas coyunturales que no deben interpretarse como un paso atrás en el programa de liberalización del sistema financiero y de la economía en general.
El ministro, acompañado por altos cargos de Hacienda, Banco de España y Comercio, presentó las medidas aprobadas por el Gobierno, que hacen referencia al tipo de cambio y a las políticas monetaria, presupuestaria y arancelaria. Reiteró el señor Leal que en estos momentos estamos en una fase de recuperación de la economía que se prolonga desde el segundo semestre del pasado año. En su opinión, el ritmo actual de crecimiento es del 3 al 5%, cifras acordes con los objetivos globales del Gobierno. Para el segundo semestre, dijo, la iniciativa la debe tener el sector privado en base a mayor inversión. Por ello, añadió, las medidas adoptadas tratan de garantizar el crédito y de mejorar las condiciones de plazo y coste.El mayor problema coyuntural viene dado por la progresiva apreciación de la peseta que se registra desde hace más de un año y que trae consigo una entrada importante de divisas que limitan la expansión del crédito interior, si se pretende mantener un control de las disponibilidades líquidas necesario para evitar aumentos de precios.
Para paliar esa situación se han tomado medidas de penalización de la financiación exterior y, al tiempo, se han arbitrado mecanismos coactivos de financiación a medio plazo (tres años) por parte de la banca. Para justificar la necesidad de control de gasto público se formulan una serie de compromisos en materia de contratación de personal y de aumento de organismos, al tiempo que se autoriza al Tesoro a emitir deuda pública hasta límites de más de 100.000 millones.
Finalmente, se ha procedido a una liberalización arancelaria y del comercio de estado que debe contribuir, señaló el señor Leal, al «aumento de los niveles de competencia en el sistema económico español, que buena falta le hace».
En respuesta a cuestiones planteadas por los periodistas, que señalaban el carácter arbitrista y, en muchos casos, contradictorio de la medidas, el señor Leal reiteró que la filosofía de fondo es profundamente liberal y de apelación a las reglas del mercado.
Las disposiciones de desarrollo de las medidas aprobadas por el Gobierno aparecieron ayer en el Boletín Oficial del Estado. En el cuadro adjunto resumimos su contenido y mecánica fundamental.
El establecimiento de un nuevo depósito obligatorio de bancos y cajas de ahorro del 1% de sus depósitos supone facilitar al Banco de España 80.000 millones de pesetas que constituirán un nuevo fondo de regulación de la política monetaria. Anteriormente se constituyeron otros dos fondos idénticos, que ya han sido neutralizados.
Con respecto a la flotación al alza de la peseta, se señaló que no hay límites ni topes. Lo lógico es que ante una limitación de créditos exteriores y un aumento de las exportaciones, la peseta tienda a estabilizarse en una zona ligeramente más alta que la actual, aunque esto es difícil de prever, dada la complejidad y volatilidad de los mercados de cambio. El ministro de Economía se reunió la noche del viernes en el Banco de España con los responsables de los grandes bancos, con objeto de ponerles al corriente de las nuevas, medidas monetarias adoptadas por el Gobierno. De momento no se han producido reacciones por parte de la banca o de representantes de las organizaciones empresariales sobre las decisiones del Gobierno. En la conferencia de prensa, el ministro de Economía señaló que, aunque: no era tema de su competencia, personalmente es partidario de abordar con urgencia la reforma del marco jurídico dentro del que se mueven las relaciones laborales. Finalizó destacando que el empresario se ve obligado a tomar las decisiones en un mundo cada vez más incierto y difícil y en un momento en que su prestigio social se ha visto injustamente rebajado.
