_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Veinticuatro, por dinero y por política

El dinero es el que mueve el deporte de alta competición en el mundo por mucho que los pudibundos olimpistas se empeñen en lo contrario. El vil metal y también la política, naturalmente, porque todo es político. Por ambas razones, y totalmente al margen del olimpismo, el Mundial de Fútbol del 82 en España deberá ser de veinticuatro equipos, en lugar de dieciséis, como hasta ahora. Económica y políticamente interesa al organizador y a la FIFA, organismo que confió en él para benefliciarse igualmente. Estos días se apañan detalles en Madrid y allá para mayo se decidirá en Zurich.Saporta, presidente aclamado del comité organizador, ya prometió que el Mundial sería rentable, infraestructuras aparte. Sabe de sobra, por ejemplo, que una invitación a tiempo a Estados Unidos, sin plaza entre los dieciséis primeros casi con seguridad, supondría muchos millones televisivos. Con tres invitaciones más de este estilo aún quedarían otras cuatro para que Joao Havelange, presidente de la FIFA, cumpliese con sus compromisos. Economía y política, todo unido. El organizador España tiene en su mano el aumento a veinticuatro equipos sólo justificando su capacidad, algo que parece indiscutible después de ver mundiales como los de México o Argentina.

Más información
La publicidad del Mundial, motivo de discrepancias

Las multinacionales están al acecho y el mejor postor se llevará las portadas y contraportadas. El fútbol ya se mueve así. La decadente es la pobre parcela olímpica. La FIFA, para lavarse las manos de los mismos militares polacos, húngaros o soviéticos que juegan igual de amateurs que de profesionales, se inventó en Buenos Aires la norma de que todo jugador participante en un partido del Mundial no podría estar en Moscú 80. Un paño caliente, vamos, quedando el olimpismo degradado una vez más. Más o menos como pasa ahora con el superprofesional tenis, que quiere exhibirse ridículamente en Los Angeles 84.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_