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Los cardenales Bertoli, Baggio y Benelli, favoritos de la curia romana

Juan Arias

Mañana comienza el cónclave que elegirá el nuevo Papa de la Iglesia católica. Todo está preparado. Incluso el oxígeno, por si alguno de los cardenales no acostumbrado a calor sofocante de Roma encontrase dificultad para respirar. Lo que no se sabe es si esta vez será admitido al cónclave el barbero

Ayer, la noticia del día fue la publicación en el diario romano socíaIradical La Repubblica, de gran prestigio intelectual, de un documento secreto acerca del sucesor de Pablo VI.

Se trata de una documentación enviada por el embajador de Italia ante la Santa Sede, Vittorio Cordero de Montezemolo, al ministro italiano de Asuntos Exteriores, Arnaldo Forlani. En este documento se explica cómo la curia romana juzga a los caridenales papables, y cuáles son los cardenales que, según la curia, podrían ser buenos candidatos al papado.

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Los cardenales Bertoli, Baggio y Benelli, favoritos de la curia romana

(Viene de primera página)Ni qué decir tiene que el Espíritu Santo no siempre tiene los mismos gustos y que en más de una ocasión se manifestó cambiando todos los pronósticos de la curia.

La fecha del documento es el 9 de agosto pasado, es decir, tres días después de la muerte de Pablo VI. El embajador italiano, al cual naturalmente no le faltan informaciones directas del Vaticano, hace saber al señor Forlani que según la curia el Papa será un italiano, y que así lo prefieren los grupos más fuertes de las iglesias europeas, como los franceses.

Tres son los favoritos de la curia: los cardenales Bertoli, Baggio y Benelli. Pero se ve que las preferencias van por Baggio, que es el más tradicional y del cual se dice que es «inteligente, hábil, paciente y tenaz». También su edad es buena: 65 años, ya que la curia juzga que un pontificado bueno no debe durar más de ocho años.

De Benelli, dice el documento que «tiene mucha inteligencia y voluntad, y que es un trabajador incansable», pero que es «demasiado enérgico» y demasiado joven: 58 años. De Pignedoli, del cual se ha hablado mucho en la prensa desde la muerte del Papa, este documento dice que no tiene muchos apoyos en la curia porque era demasiado amigo de Montini, «que no tiene talla teológica, pero que se ha organizado muy bien en estos años una red importante de relaciones públicas».

Los otros italianos, como Poletti, Felici y Pappalardo «no gustan a la curia». Poletti, obispo de Roma, «por su valor limitado y su poca experiencia»; Felici, «porque es demasiado conservador»; Pappalardo, «por su estilo (es alegre, simpático y toca la guitarra) y porque es joven».

Por lo que se refiere a los extranjeros, se deduce del documento que sólo Koenig, arzobispo de Viena, goza de simpatía en la curia: «es enérgico y posee buenas relaciones con la Europa oriental». De Villot se dice que es «débil físicamente» y que no posee «las cualidades necesarias». De Gantin, el cardenal africano del cual más se habla, «se excluye», dice el embajador, «que sea capaz de guiar a la Iglesia». Del holandés Willebrands, una de las figuras más estimadas internacionalmente por su apertura ecuménica y su gran preparación teológica y bíblica, la curia piensa que «es excesivamente progresista y poco apto a esta carga».

Si el Espíritu Santo necesitaba una información curial ésta es oficial y segura.

Candidatos del Opus

Se ha sabido también que Baggio y Pignedoli son los candidatos más estimados y apoyados por el Opus Dei, mientras el candidato de los jesuitas, del cual el padre Arrupe, general de la orden, ha hecho grandes elogios, es el argentino de origen italiano Eduardo Pironio que es actualmente prefecto de la Congregación de Religiosos. Se dice que es el cardenal que entra en el cónclave con mayor número de votos seguros (unos cuarenta) y apoyado por los electores más prestigiosos y más desinteresados, y que tiene mayor influencia en amplios grupos de cardenales.

Uno de los electores de Pironio, que está considerado como «el alma de las iglesias del Tercer Mundo», profundamente social y, al mismo tiempo, hombre de profunda espiritualidad, es otra figura profética del cónclave: el cardenal Pellegrino, ex arzobispo de Turín. De él ha causado gran impresión el hecho de que hoy, en vísperas del cónclave, haya tenido el coraje de dejar Roma para dar una conferencia en Asís, a dos pasos de la tumba de San Francisco, ante más de mil personas, acerca de la esperanza de la liberación. Es un gesto inconformista y profético, que demuestra que Pellegrino no se está preparando su candidatura. A los diplomáticos estos gestos les indisponen, pero no cabe duda que en el secreto austero del cónclave dos palabras de estos personajes, verdaderos hombres; de Dios, pueden tener gran influencia.

Otro elector de Pironio es el famoso benedictino Basil Hume, arzobispo de Westminster (Inglaterra), de gran altura intelectual y religiosa. Sin embargo, de Pironio, candidato de estas figuras y de otras como Willebrands, Alfrink, Suenens y de los cardenales del Tercer Mundo más preparados, el documento del embajador italiano ante la Santa Sede dice que la curia «no lo considera de suficiente nivel» y que su experiencia está limitada a América Latina.

Se calla que desde hace tres años es el responsable de todos los religiosos del mundo y que fue el protagonista de la gran renovación de la Iglesia suramericana con el encuentro de Medellín, en el cual participó como enviado del Papa.

Lo cierto es que esta vez se trata del cónclave más numeroso y más internacional y con mayor pluralismo de culturas. Son tantos, que se les ha distribuido a todos los cardenales las fotos de sus colegas para que no se equivoquen.

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