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Felipe González visita en Leningrado los escenarios de la Revolución de Octubre

«En la fecha histórica del 14 de diciembre de 1967, aniversario del movimiento decembrista, visitamos el cementerio de las víctimas de la agresión nazi-fascista. En memoria de los hombres, mujeres y niños que dieron su vida por la libertad, rendimos nuestro tributo emocionado.» Con esta frase de Felipe González, escrita en el libro de firmas del cementerio de Piskaloski, se daba por terminada la jornada turística de la delegación del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Leningrado. En la noche del miércoles regresaron a Moscú donde hoy jueves darán por terminada la visita de cinco días a la URSS.

Después de una noche de tren en el expreso rojo Moscú-Leningrado, los políticos socialistas Felipe González, Alfonso Guerra, Miguel Boyer, Francisco Ramos y la secretaría Miriam Soleyman visitaron el palacio de Fmolny, antiguo instituto de doncellas nobles, lugar desde donde se dirigió la revolución y fue proclamado él 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre, según el actual calendario juliano) el poder del Estado soviético.Posteriormente se trasladaron al crucero Aurora, fondeado desde 1948 en el río Neva, cuyos marineros se levantaron contra el Gobierno provisional e hicieron la señal, con el disparo de su cañón de popa, para el asalto al palacio de Invierno, último refugio de Kerenski y sus ministros. En el primer día de la sublevación, la estación de radio del crucero transmitió el manifiesto escrito por Lenin: «A los ciudadanos de Rusia», sobre el derrocamiento del Gobierno. A través de la grabación que se conserva en el buque, hoy convertido en museo de aquellas históricas horas, la delegación del PSOE pudo escuchar que terminaba el mensaje revolucionario con el canto de La Internacional.

Al mediodía, Felipe González y sus acompañantes fueron recibidos por el alcalde de la ciudad con el que mantuvieron una entrevista de cerca de dos horas, sobre temas municipales. Por la tarde, en un acto lleno de emotividad, Felipe González colocó unas flores en el monumento a los muertos durante el cerco de Leningrado. «Esto es un homenaje a la paz», dijo el secretario general del PSOE, después de un minuto de silencio, momento que era recogido en un amplio despliegue de medios técnicos por la televisión soviética.

En el cementerio de Piskaroski, situado en uno de los bosques más bellos de Leningrado, están enterradas 460.000 personas, en su gran mayoría familias que murieron de hambre durante los novecientos días, del 8 de septiembre de 1941 al 27 de enero de 1944, que duró el asedio de los alemanes. El secretario de organización del PSOE firmaba también en el libro de honor del cementerio con la siguiente dedicatoria: «Estos cadáveres son un buen ejemplo para que todos comprendan que con cortar la flor no muere la planta. Estos cadáveres son un buen ejemplo de la inutilidad de cualquier tipo de dictadura.» Después de un recorrido de media hora, los socialistas españoles abandonaron el cementerio, símbolo de la lucha contra el fascismo hitleriano, dónde se mantiene grabada en la piedra de sus monumentos la inscripción: «Nadie está olvidado, ni nadie estará olvidado.»

Con la visita al museo del Ermitage, donde existe una interesante colección de pintura española de Murillo, Ribera, Velázquez, Greco y Picasso, y la asistencia de la representación del ballet El lago de los cisnes en el teatro municipal, concluyeron las quince horas de permanencia en Leningrado de la delegación del PSOE. A media noche regresaron en tren a Moscú, desde donde mañana por la tarde partirá Felipe González a Tokio, a la reunión de la Internacional Socialista.

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