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Reportaje:

Dos niños roban joyas por valor de tres millones

Según propia declaración de lo dos niños, ambos saltaron la verja del chalet propiedad de Juan Vargas, en Badajoz, tras llamar al timbre y comprobar que no salía nadie. Rompieron a continuación un cristal de la puerta de la cocina y al no poder abrirla la destrozaron con un puñal. En el interior revolvieron todo y causaron grandes destrozos en el mobiliario. No les importaba que alguien se hubiera interpuesto a su acción -«le hubiéramos dado un golpe en la cabeza y luego le hubiéramos matado con el puñal»-. Tampoco les importaba la cárcel, «siempre nos sueltan» comentaban convencidos.En el dormitorio del chalet encontraron el variado y valioso botín, que envolvieron en un pañuelo: un anillo, valorado en 700.000 pesetas; unos pendientes valorados en 400.000; un tresillo de oro y brillantes valorado en 300.000; un valioso reloj-joya de oro blanco con cadena; otro reloj con Cadena, de señora; monedas y otras joyas cuyo valor oscila entre las 5.000 y las 50,000 pesetas. La mayor parte de los objetos robados ha sido recuperada, salvo dos anillos valorados en un cuarto de millón de pesetas. Los muchachos pensaban vender las joyas en la calle, a mil pesetas cada una.

M. M. O. y A. M. P. cometieron recientemente otro robo en una obra de Badajoz. Tras su detención fueron internados en el reformatorio de la capital, dependiente del Tribunal Tutelar de Menores. Tan pronto fueron enviados a sus casas volvieron a cometer otro robo, el de las joyas, de cuyo valor estimativo -tres millones de pesetas- ellos se asombran y vanaglorian, «un botín de auténticos profesionales».

Niños de barriada pobre

Estos dos niños, como puede deducirse de sus expresiones, han recibido fuertes influencias de los telefilmes que se exhiben en Radiotelevisión Española, concretamente del serial de Curro Jiménez, bandolero legendario español que usa la violencia hasta traspasar los límites de la muerte, en pro de causas que él considera justas. Sin embargo, no se puede olvidar ese otro ambiente más básico y más determinante: el medio social en el que viven. Hijos naturales de dos hermanas que se muestran impotentes para controlar las actividades de sus hijos, no han tenido posibilidades de educarse como el resto de los demás niños. La educación que ahora tienen, aparte de la que han adquirido frente al televisor, no ha pasado más allá de la que se recibe en la calle al contacto con mayores o. pequeños, debido entre otras causas, a los escasos re cursos de sus madres. La barriada de Badajoz en don de hacían básicamente su vida está abandonada en cuanto a servicios sociales y asistenciales se refiere Una de las barriadas más pobres de Badajoz, cercana a la frontera hispano-portuguesa de Campo Mayor recluta en sus chabolas probablemente al más alto porcentaje de contrabandistas de café de la provincia. Barro, suciedad, calles sin alumbrado...

Ahora los dos niños, que han vuelto a decir que no piensan terminar en la cárcel, han sido puestos a disposición del Tribunal Tutelar de Menores, el cual decidirá la suerte que correrán, aunque es muy probable que sean enviados al reformatorio dependiente del citado tribunal en la ciudad de Olivenza.

La televisión, espejo de violencia

La violencia en la televisión -ha afirmado recientemente William Belson, un especialista en medios de comunicación que ha elaborado un informe para la CBS sobre el tema- no es sólo una de las causas de la violencia juvenil, sino que es la causa principal. Este estudioso ha Regado a la conclusión de que programas como Kojak, Canon, El Santo, que presentan la violencia por la violencia, no son los más peligrosos, aunque lo sean en un alto grado. Para este autor, las emisiones que comportan un riesgo mayor son aquellas que presentan a personajes que usan la violencia en defensa de causas llamadas justas. (Curro Jiménez encarna el personaje del ladrón bueno, que ha sido acosado por los caciques terratenientes y que lucha para sobrevivir y para salvar a su grupo.)En relación con el tema, todavía está reciente en la memoria la acción que jugando a los «hombres de Harrelson» protagonizaron el 22 de septiembre pasado tres niños de catorce, trece y once años en Onteniente. Los niños, al verse sorprendidos en su intento de asaltar una librería, dispararon contra una pareja de guardias municipales, dejando a uno clínicamente muerto y ocasionando la pérdida de un ojo al otro. En aquella ocasión, para los niños, los disparos fueron como un juego de los hombres de Harrelson, sólo que, como no podían hacer de policías, imitaron a los malos. No hay que olvidar que a los niños siempre les gusta sentirse héroes.

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