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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La inflación inmobiliaria

He leído, no sin asombro, en la prensa del pasado 1 de noviembre, las recientes medidas del Gobierno en materia de «control» de precios. La razón de mi asombro es simple: se enumeran una serie de artículos que, el su conjunto, no cubren las necesidades básicas en materia de consumo de la mayor parte de las familias españolas, aunque se incluyen sorprendentemente cosas tan peregrinas y nada esenciales como las entradas de fútbol. Una de las omisiones más sensibles es la de la vivienda, que, al margen de su peso específico en la ponderación del índice de coste de la vida, corresponde a un sector en que la libertad, o más bien libertinaje en materia de precios, ha llevado a una situación que algún miembro del Gobierno ha calificado de aberracion de mercado.Parece como si la única intención, detrás de estas medidas de «control» de precios, fuera corregir artificialmente los índices de inflación, que no la inflación real, que es la que sufrimos todos y cada uno de los españoles, que, en definitiva, no vivimos de índices, sino de precios reales. Alguien dijo, no hace mucho, que en los países cuya economía está basada en la libertad de mercado, los precios tienden a autorregularse según una ley de oferta y demanda. Por lo que yo he podido constatar, en España esto no pasa de ser una bonita teoría, pero sólo eso: puedo hablar a título de ejemplo, y dentro del sector vivienda, de edificios terminados y entregados, con un 70% de los pisos aún por vender, donde la inmobiliaria, sin poder aducir aumento de costos, etcétera, recibe al comprador indeciso con el anuncio de inminentes subidas que, lamentablemente, acaban produciéndose, a pesar de la contracción de la de manda. Cuando se anuncian a bombo y platillo medidas de contención salarial, pienso que no son una buena base para su aceptación mayoritaria, unas disposiciones en materia de precios que no garanticen, si no el mantenimiento, sí, cuando menos, un deterioro mínimo del nivel adquisitivo en aquellos sectores básicos para cualquier familia, que entiendo son alimentación, vivienda, educación y sanidad.

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