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Reportaje:

Dos norteamericanos intentaban cruzar el Atlántico en globo

Han transcurrido 194 años, casi dos siglos, desde que un 15 de octubre de 1783, un hombre, Pilatre de Rozier, se atreviera por primera vez a escalar el cielo a bordo de un globo. Después de aquello, el desarrollo de los primitivos globos, de los dirigibles que les siguieron y de la moderna aeronáutica y astronáutica, han permitido a millones de personas sobrevolar la superficie de nuestro planeta. No obstante, todavía nadie ha logrado, empleando uno de aquellos primitivos globos recorrer la gran trayectoria que supone la travesía del Atlántico.

Cinco mil kilómetros

Masie Anderson, 44 años, y Ben Abruzzo, 47, dos hombres de negocios ciudadanos de Alburquerque, en el estado de Nuevo México (USA), despegaron el pasado viernes de Marshfield (Massachusetts) a bordo del Doble Aguila.Al principio las cosas fueron bien. El globo de color negro y plata alcanzó una altura de mil metros, en la misma costa de Massachussets. La góndola o barcaza que pende de él es portadora de alimentos y equipos transmisores de radio para casos de emergencia. Puede flotar sobre el mar en supuesto de pérdida de altura y caída sobre el agua.

El proyecto de Anderson y Abruzzo es el de dirigirse hacia el Norte, hacia las costas de Islandia, para luego bajar y llegar, más al Sur, hasta las costas francesas, 19 que debiera haber sucedido ayer lunes.

Los problemas comenzaron el tercer día: una lluvia constante mojó sus ropas y enseres. Sin embargo, ellos no están asustados.

Las dificultades, sin embargo, han aumentado. Las informaciones son contradictorias; el jefe del tráfico aéreo de Islandia, VIadimir Olafason, ha hecho público un comunicado en Reykjavik, asegurando que «un globo pilotado por dos norteamericanos, que tratan de realizar la travesía del Atlántico, se encuentra en dificultades y se espera que tenga que descender sobre el mar de un momento a otro».

El globo fue localizado a primeras horas de ayer a 290 millas (470 kilómetros) del suroeste de Islandia, en una zona donde se estaban registrando tormentas, con olas de 5,7 metros que hacían temer por la vida de los aeronautas. El controlador aéreo dijo que éstos habían enviado un mensaje a Reykjavik diciendo que no podrían llegar hasta Islandia, aunque un fuerte viento del suroeste les empujaba hacia la isla del Atlántico norte. Sobre las trece horas de ayer, el Doble Aguila ya sólo estaba a 240 millas (386 kilómetros) al suroeste de Islandia.

La escuadrilla norteamericana de rescate aéreo con base en keflavik ha sido puesta en estado de alerta. Se indicó que si llegara a ser necesario, despegaría un helicóptero de transporte previsto de tanques de combustible de amplia capacidad para llevar a cabo el rescate de los pilotos, si se produce la temida caída al mar embravecido. Sin embargo, en otra estación que rastrea al Doble Aguila desde Edford, en el otro lado del Atlántico, en la costa de Massachusetts, no se ve la situación tan en peligro.

Según Leavitt, un avión de la marina estadounidense estableció ayer contacto a primera hora con los tripulantes del Doble Aguila, comunicando que los dos se encontraban en buen estado.

Otra noticia fechada en Washington, también ayer, aseguraba que Anderson y Abruzzo ya habían sobrepasado el punto medio de SU recorrido pero que, a consecuencia de esos trastornos de origen meteorológico en el centro del Atlántico, tendrían que cambiar el lugar de su aterrizaje de Francia a Inglaterra o Noruega, donde esperan llegar a primeras horas de hoy.

Dos siglos de experiencias

El tipo de globo en el que viajan los aeronautas es una versión modernizada de los primeros ballones cuyo desarrollo se inició en el año 1782, cuando Joseph Montgoltier demostró pragmáticamente en Avignon que, manipulando la fuerza ascensional del aire caliente, se podían elevar objetos pesados en la atmósfera.Basado en este principio que, en última instancia no es otro sine el de Arquímedes -una masa menos densa sumergida en un medio fluído, sea líquido o gaseoso, experimenta un empuje hacia arriba, tuvo lugar después del desarrollo de los primeros vuelos tripulados (1783); la aplicación de la hélice a los globos (Blanchard, Londres, 1784); la aplicación del motor le gas (Brünn, 1872) y el nacimiento de los dirigibles (Deutschland, Berlín, 1896) que ocuparían un destacado papel en la vida civil y militar de la época.

El posterior desarrollo de otras formas de navegación aérea hizo abandonar todo aquel mundo, le los primitivos ingenios aeronáuticos, desplazándoles a ciertos sectores de la investigación y la aventura. No hace muchas décadas, en 1957, todavía tenía lugar el lanzamiento de un globo con finalidades de exploración de la alta atmósfera. El ingenio alcanzaría los 31.000 metros. Pero pese a la marginación de estos ingenios con finalidades prácticas, dos ciudadanos norteamericanos han rechazado atravesar el Atlántico a bordo de los múltiples y seguros vehículos de transporte que lo sobrevuelan cae a día, cada hora, para escoger, por amor a la aventura, una forma de transporte mucho más peligrosa e incierta.

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