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Reportaje:La aventura científica del proyecto Voyager / 1

Un mensaje dirigido a la inteligencia de otros mundos

Son numerosos los científicos que consideran que nuestro mundo no es el único planeta habitado del universo. Pero, a la hora de considerar la existencia de vida e incluso vida inteligente en otros rincones de las galaxias, se opera cautelosamente con criterios meramente posibilísticos. Ningún científico se ha atrevido, hasta la fecha, a aseverar con firmeza que exista vida en otro planeta. Del mismo modo que tampoco científico alguno que se precie de serlo ha sido capaz de negar rotundamente la posibilidad de que exista vida en otro mundo.Lo único que la ciencia actual está en condiciones de afirmar es que existen muchas posibilidades de que en planetas similares a la Tierra la materia haya evolucionado hasta dar origen a formas vivientes inteligentes, tal como sucedió en nuestro mundo. Si ese hecho ha tenido lugar en muchos planetas, lo previsible es que en algunos de ellos, la evolución está más atrasada que aquí, mientras que en otros puede estar más adelantada. Puede haber cuerpos celestes, por tanto, con un nivel de desarrollo de la vida y la inteligencia muy superior al terrestre.

¿En cuántos planetas podría suceder esto? ¿Cuántos serían los objetos celestes con condiciones similares a nuestro planeta? También aquí se opera con criterios meramente probabilistas. Calculando el número de estrellas, las posibilidades de que las estrellas tengan un sistema solar en torno suyo como lo tiene el Sol y de que en ese sistema solar haya algún astro con condiciones térmicas, atmosféricas, etcétera parecidas a las de nuestro planeta.... resultan cifras astronómicas. Miles de millones son los cuerpos celestes que podrían albergar vida semejante o superior a la humana. ¿Pero la hay de hecho?

Comunicación casi imposible

Existe otro problema superior. si cabe, a la averiguación de si hay o no vida más allá de la Tierra. Es el de la posible comunicación que se establecería con esos seres vivientes. No se trata de un problema de lenguaje. Los problemas de lenguaje parecen más solventables de lo que pareciera a simple vista dado la existencia de unos patrones universales de comunicación: formas, figuras, sonidos, símbolos, etcétera. Se trata simplemente de un problema de distancia.

Si existe vida inteligente en un planeta situado a una distancia tal que la luz, con una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, tarde millones de años en llegar, ¿cuándo podrá el hombre crear objetos que viajen a esa velocidad? Si incluso las ondas hertzianas que soportan los mensajes radiofónicos y televisivos no pueden viajara mayor velocidad de la citada, ¿qué forma de comunicación sería posible? ¿Quién podría emitir un mensaje y esperar la respuesta?

Un mensaje a bordo

El ingenio espacial Voyager lo va a intentar. Los dos objetos, mecánicos ya lanzados, en ruta hacia los planetas exteriores de nuestro sistema solar y hacia otros sistemas a los que tardarán miles de años en llegar, son portadores de un mensaje del hombre a inteligencias desconocidas.

Un comité de científicos, músicos y artistas elaboró el mensaje. Este incluye entre otras cosas una grabación de dos horas de duración con imágenes y sonidos en los que se intenta comunicar a una inteligencia extraterrestre qué es el hombre y cómo es su mundo.

Una secuencia muestra tina visión del sistema solar e incluye imágenes de la Tierra tomadas desde el espacio. La vida terrestre se intenta describir con dibujos de biología básica: la imagen de un feto, un nacimiento, una madre criando un niño, un grupo de niños, una familia. Hay también dibujos de hojas de árboles, copos de nieve, insectos, peces, pájaros, elefantes, personas de diferentes razas y culturas. La imagen de la actual tecnología humana está dada por los dibujos y fotografías de casas de Africa o Nueva Inglaterra, ciudades como Oxford o Boston, el edificio de las Naciones Unidas y el palacio de la Opera de Sidney, en Australia, así como imágenes de microscopios, radiotelescopios y pistas de lanzamiento de cohetes.

Ruidos de este mundo

La parte sonora del mensaje del hombre no es menos importante que la visual. Se han grabado saludos en 55 idiomas. Incluyendo sonidos familiares en la vida del hombre: la lluvia, el oleaje, grillos, ranas y perros, así como también esos otros sonidos ya familiares que el hombre creó: serrerías, tractores, máquinas remachadoras, locomotoras de tren, cohetes Saturno. Tras estos sonidos, las grandes producciones sonoras humanas: una selección de música de Bach, Beethoven, Louis Armstrong, Chuck Berry, mariachi mexicano, flauta peruana, canto nocturno navajo...

Todo este mensaje intenta hacer percibir a quienes pudiesen verlo u oírlo la suficiente cantidad de signos como para identificarse con algunos de ellos si es que la hipotética desconocida cultura realizó producciones parejas o, al menos, detectar la complejidad y diversidad de una cultura, la humana, con la que tomaría un primer contacto a través del mensaje grabado.

Una lista de senadores

En el supuesto, más que probable, de que nadie escuche el mensaje en nuestro sistemasolar, porque ninguna forma de vida inteligente se haya desarrollado en los planetas Júpiter, Urano o Neptuno, la estrella más próxima donde alguien pudiese detectar o será visitada por los Voyager dentro de 40.000 años. Si ese alguien intenta responder, el viaje de su respuesta supondría otros cuarenta mil años, lo cual supone que hasta dentro de 80.000 años no vamos a tener respuesta a nuestra pregunta.

Además de todos los datos indicados, esa mente capaz de comprender el mensaje podrá hacerse una idea de la tecnología humana del siglo XX, analizando los instrumentos de análisis y propulsión de los que son portadores Voyager I y Voyager II. Por si todo eso fuera poco, y quizás como una forma de tributo que los científicos pagan a los políticos por suministrar los presupuestos para este tipo de experiencias, se han incluido en el mensaje a las galaxias desconocidas los nombres de todos los senadores yankees. Es decir, los futuros interlocutores de la especie humana podrán incluso conocer quién pagó tan costosa aventura.

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