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Un voto femenino

Parece que la cosa se va a decidir entre el voto ecológico y el voto femenino. En realidad son lo mismo, porque sin una ecología saludable, las jais se marchitan en enseguida y ya no les queda ni el recurso de la Sección Femenina.El voto verde y el voto de las jais. En el club Mirasierra han sacado a votación lo del bikini, a ver si las socias pueden pasear su ombligo por la ecología, o sea que les dé la ecología en el ombligo, y a lo mejor sale que no. La gente ya le ha cogido el truco al referéndum y hacen referéndum para todo. Malo es empezar con esto de la democracia. Más del 50% del electorado es femenino, lo que quiere decir que las elecciones las van a decidir ellas. Lo que pasa es que algunas ni están censadas. como Carmen Rigalt.

-Yo creo que ni siquiera estoy censada -me dice Carmen. Y además que siempre pierdo el carnet de identidad.

La española, antes, vivía perdiente de no perder la doncellez. Ahora, lo peor que puede ocurrirle es perder el carnet de identidad. O el chisme de la píldora. Incluso tengo una amiga que pierde mucho el diafragma:

-Pero mujer ¿dónde pierdes tú tantos diafragmas?

-Yo creo que en los mítines de Alianza.

He escuchado la grabación de un mitin de Silva Muñoz en Zamora. Un mitin para mujeres, por la cosa del voto ecológico. Les habla de que él ya ha visto en Madrid a los rojos por la calle, con banderas y de que pronto volverá la cartilla de racionamiento, si no votan Alianza. Las zamoranas parece que están en un grito, desde ese día, porque de Madrid a Zamora, los rojos violadores se llegan en una carrera.

-Hoy todas son progres y salesas, don Francisco- me dice el parado. El voto femenino puede traernos el Frente Popular, si Dios quiere.

-No sé si Dios va a querer exactamente el Frente Popular.

Históricamente, la derecha dio el voto a la mujer porque la mujer era de derechas, y además mangoneaba al marido, a los hijos, a los cachicanes y al padre espiritual. Todo el mundo votaba lo que decía una de aquellas grandes matriarcas. Pero hoy la mujer ha cambiado un poco y quién sabe si en el club Mirasierra votan a favor del bikini. Están lanzadas.

Para los que siempre hemos sido un poco machistas, el voto ecológico es como si votasen los árboles. Y el voto femenino también, porque uno sigue viendo a la mujer como una planta.

-Jefe, que nos cargamos a la clientela -me advierte el abrecoches- Que a nosotros nos leen mucho las jais, jefe.

El abrecoches habla ya en plural de esta columna. Se la atribuye con toda naturalidad. La otra mañana le sorprendí diciéndole a una señora:

-Pues estamos escribiendo una columna sobre Carlos Arias que se le va a caer el bigotito al suelo.

Carlos Arias. A propósito. He ahí uno que puede llevarse todo el voto ecológico de las señoras. Arias lloró muy bien como hombre, por la tele, la pérdida de Granada, en plan Boabdil, y eso no lo olvida el mujerio a la hora de votar. En cambio a la Pasionaria no se la ha visto llorar ni siquiera a su vuelta a Espana.

-Es que doña Dolores es más hombre que todo eso- dice el parado con legítimo orgullo.

Si las elecciones las va a decidir el voto ecológico, desde luego que Arespacochaga no tiene nada que hacer, después de haber perpetrado la plaza de Colón. Y si las decide el voto femenino, a lo mejor no logramos ni el bikini en el club Mirasierra.

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