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Si no hay otra solución, se demolerá el Viaducto

«Me importa tres cominos la arquitectura del Viaducto. En este caso, de lo que se trata es de ofrecerles a los madrileños el máximo de seguridad. Si para ello es necesario demoler el Viaducto, no hay que ponerse a pensar en que se trata de un monumento, cuya monumentalidad, por otra parte, no la veo», declaró, en la rueda de prensa celebrada en la mañana de ayer, el alcalde de Madrid, Juan de Arespacochaga, sobre la idea de que se conservara el Viaducto, a pesar de su estado, por medio de alguna pequeña obra, que permitiera evitar su demolición.

Sin embargo, el alcalde añadió que han de ser las empresas que concurran al concurso que se abrirá con este fin las que aporten las soluciones que puedan considerar idóneas. «Por supuesto no desechamos la posibilidad del arreglo. Pero además de esta solución pueden caber otras. Por ejemplo, el mantener los arcos, con lo que se conseguiría respetar la vieja incorporación del Viaducto al paisaje general de la calle de Segovia, haciendo un puente por encima de ellos, que sustituyera al tablero, que en tan pésimas condiciones se encuentra. La otra solución es, por supuesto, la demolición del viaducto y su sustitución total por un nuevo puente que garantice la seguridad de los ciudadanos que transitan por él.»

Dos fueron los informes que el alcalde, según afirmó, había pedido antes de marchar a las cortas vacaciones de que ha disfrutado en las Baleares. El primero de ellos fue al Instituto Eduardo Torroja, del Consejo Superior de investigaciones Científicas, para que aclarara si el Viaducto estaba en una situación que amenazara ruina inminente.

«Pero el instituto estaba cerrado por vacaciones y no nos pudo elaborar el informe pedido. Espero que nos lo hagan ahora que ya ha terminado el período de las vacaciones. »

El segundo informe fue pedido por el Ayuntamiento al ingeniero que, en su día, proyectó el Viaducto, José Juan Aracil, conjuntamente con el también ingeniero Aldaz Muguirol y el arquitecto Javier Ferrero. «Sin embargo, nos dijo que no lo podía hacer, ignoro por qué razones», dijo el alcalde.

Polémica

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Tras el cierre del Viaducto a todo tráfico rodado, que se efectuó el pasado día 21 de agosto, se ha levantado una pequeña polémica en torno a la posibilidad de conservar el Viaducto, muestra del ya casi desaparecido de la ciudad racionalismo madrileño, por parte de los técnicos y quienes prefieren sacrificar su existencia a la seguridad vial de los habitantes de Madrid.

En estos momentos, según informó el alcalde, se está redactando el pliego de condiciones, que habrá de ser visado por la Comisión Municipal de Gobierno y aprobado en un próximo Pleno del Ayuntamiento, posiblemente el que se celebre a finales de este mismo mes. Una vez adjudicado el concurso, habrían de empezar las obras inmediatamente. El alcalde calculó para los informadores asistentes a la rueda que antes del mes de octubre se habrá aprobado el pliego de condiciones, puesto que si esto no ocurre en el Pleno de septiembre, lo será en el de octubre. «Después hay que dejar dos o tres meses, por lo menos, para que las empresas que piensen concurrir a él puedan ver la obra y cómo está en la actualidad. En cuanto a cuándo puedan estar realmente terminadas estas obras, no lo podemos saber. Pero lo cierto es que si se va al sistema de concurso es para que el nuevo Viaducto se haga en el plazo más breve de tiempo.

Peligro

Sobre la posibilidad de que la circulación rodada fuera también cortada por debajo del Viaducto, esto es, en la calle de Segovia, ante el probable peligro que el no hacerlo supusiera, el alcalde aclaró que una cosa es la resistencia que pueda ofrecer el tablero al paso de los vehículos y otra, el hundimiento del Viaducto en sí. «En conciencia, añadió, no veo un peligro de ruina inminente. Pero, si es necesario, se cortará la circulación por debajo del Viaducto.»

El alcalde calculó que, con el corte del tráfico en el Viaducto, se ha reducido el peso que soporta en un 5 por 1.000, en tanto que el resto del peso del puente es una fuerza más a sumar a las tensiones que hoy le permiten seguir en pie.

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