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El At. Madrileño ganó al contraataque

Tal como el Michelín había planteado el partido, el que se adelantase en el marcador resultó una sorpresa de grueso calibre. Los rojiblancos, es verdad, reaccionaron inmediatamente. Dos minutos despues habían empatado el encuentro. Pero el dominio que ejercían resultaba infructuoso. La chispa de genialidad no hacía acto de presencia. Los regates de Rubio se desperdiciaban en un centro de la delantera en que Juncosa aparecía como el más estéril de los atacantes; Vilches no acertaba en el tiro a puerta y las incursiones de Rafa culminaban con un disparo más allá de las gradas.El dominio territorial del Atlético Madrileño cosechó su fruto gracias a la precisión de Prado en el saque de faltas directas. Estaba a punto de sonar el gong del último minuto cuando el delantero -centrocampista el domingo- lograba batir a Iturriza. Dos minutos más tarde, Rubio lograba el tercero y último gol del encuentro. El contraataque rojiblanco había resuelto a última hora lo que la acumulación de hombres sobre el área rival no había conseguido en todo el encuentro.

Con todo, nadie quitó el susto a los rojiblancos. Prado, después de regatear a tres rivales, incluido el portero, había rematado fuera cuando tenía toda la portería para él. Samos, en el minuto sesenta y ocho, había estrellado un balón en el larguero. El rebote pudo dar la impresión de que había enviafo el esférico hacia el interior del portal. Se pidió gol, pero el árbitro no lo concedió. Tres minutos después, Samos volvía a intentar la suerte del gol pero Antxon, bajo los palos, despejó cuando Iturriza ya estaba batido.

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