El COI declara que todos los deportistas rusos y kenianos son sospechosos de dopaje
Las federaciones internacionales aprobarán uno por uno su participación en los Juegos de Río
“Los deportistas rusos y kenianos han perdido la presunción de inocencia en lo relativo al dopaje”, anunció hoy el Comité Olímpico Internacional (COI). Rusos y kenianos, y no solo atletas, deberán someterse individualmente a la evaluación y el juicio de sus respectivas federaciones internacionales, que aprobarán o denegarán su participación en los Juegos de Río.
Después de la cumbre olímpica de hoy bajo las arañas brillantes de un gran hotel de Lausana, a Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), maestro de la esgrima y del equilibrio político, habría que empezar a llamarle Thomas Salomón Bach: en un mismo comunicado resumen, el COI es capaz de respaldar de nuevo la decisión de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) de vetar a los atletas rusos en los Juegos de Río y al mismo aceptar que su participación bajo bandera rusa es aún posible; es capaz también de reclamar para sí el derecho de admisión en su fiesta olímpica y al mismo tiempo concedérselo a las federaciones internacionales, y también de quitárselo y otorgárselo al Tribunal Arbitral del deporte (TAS). Y esta decisión tan abierta afecta no solo al atletismo sino a todo el deporte ruso y también al keniano, cuyas agencias antidopaje han sido declaradas inútiles, lo que condena a sus deportistas a la condición de presuntos culpables: todos se han dopado hasta que no demuestren lo contrario.
Será complicado demostrar la limpieza. “Las federaciones internacionales no deben considerar que la ausencia de un control antidopaje positivo en el ámbito nacional es suficiente para probar la limpieza”, subraya el COI. “Tendrán que recurrir a otros elementos de prueba disponibles, así como al Código Mundial Antidopaje y a las normas específicas de cada deporte”.
Aunque suena contundente la declaración, según como se interprete puede ser, de todas maneras, una rendija abierta a los atletas rusos a los que vetó la IAAF el viernes pasado. Según la internacional de atletismo, solo aquellos rusos que residan en el extranjero y se hayan sometido a controles fuera de Rusia podrán competir en Río; según el COI, sin embargo, todos los rusos tendrán derecho a presentar sus pruebas de limpieza; según el Código Mundial Antidopaje, aplicado por la IAAF, todos los atletas de nivel internacional deben ser controlados por su federación internacional, lo que significa que la IAAF debe haberlos controlados también…
Todo conduce a que el embrollo de competencias lo resuelva finalmente el TAS, el órgano supremo de justicia deportiva, que, pese a estar radicado en Lausana, la ciudad del COI, que lo financia, varias veces ha llevado la contraria a decisiones del organismo olímpico. Como cuando, antes de Londres 2012, anuló una norma que quería prohibir la participación en los Juegos a aquellos deportistas que alguna vez hubieran sido sancionados por dopaje, aunque ya hubieran cumplido su sanción.
El martes, mientras circularon rumores del Kremlin sobre un posible deseo de Vladimir Putin de boicotear Río, varios atletas rusos y su comité olímpico anunciaron que llevarían sus casos al TAS.
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