Irlanda del Norte disfruta bajo la lluvia
El conjunto de O'Neill sorprende con un ejercicio extenuante y deja fuera a Ucrania
Irlanda del Norte tiene interiorizados algunos de los conocimientos básicos del fútbol. El primero, que correr más que el rival siempre es una gran idea y que si además, el esfuerzo es compartido, el arma gana en eficacia. A partir de ellos, recurre al balón en largo como estrategia, rehúye el pase y la elaboración -una asignatura a la que ni espera presentarse- y disputa cada balón como si fuera el último. Si además su rival, se lo pone relativamente fácil, pues la victoria, la sorprendente victoria, es un hecho tan real como la vida misma. Con un partido serio, extenuante, en el que hubo lluvia y granizo -fue curioso ver a Norwood abroncar al árbitro por decidir que había que parar el partido por las bolas que caían del aire-, Irlanda del Norte logró su primera victoria y dejó herida de muerte a Ucrania tras consumar su segunda derrota consecutiva queda ya eliminada.
Que Irlanda del Norte es una selección limitada futbolísticamente lo saben hasta sus jugadores. Pero ser inferior a alguien no significa no tener oportunidad de derrotarle. De hecho, conocer las propias limitaciones evita errores de interpretación y despeja el nerviosismo. Y la valentía no se negocia. Salió disparada la selección de Michael O'Neill tras el pitido inicial y no paró a repostar hasta el descanso. Semejante entusiasmo descolocó a Ucrania que se encontró a un rival mucho menos dócil de lo esperado y que le puso en más de un aprieto.
Abonada al pelotazo y al juego de los rechaces, el empuje norirlandés fue menguando con el paso del tiempo y la pausa bien entendida de Ucrania se fue haciendo fuerte. Con Konoplyanka pidiendo la pelota, el juego de ataque de los de Fomenko empezó a tomar cuerpo por la banda izquierda. Sin embargo, el extremo del Sevilla no consiguió desbordar como acostumbra, y se resintió especialmente Kovalenko, bien marcado por dos centrales como Cathcart y McAuley. Algo desordenada, Irlanda de Norte, que dejó sólo arriba a Washington, delantero del Queens Park Rangers inglés, empezó a llegar con peligro al área de Pyatov gracias a la insistencia de Ward, extremo rápido pero impreciso, que a base de enviar balones al área acabó por embotellar a Ucrania. La mejor ocasión para los norirlandeses llegó con un remate de cabeza de McAuley que se marchó rozando el larguero.
En Ucrania el fútbol discurría a menos revoluciones, muy dependiente de jugadores tan fácilmente desconectables como Yarmolenko. El extremo del Dínamo de Kiev colocó varios centros con peligro en el área de McGovern, aunque no tuvo demasiadas oportunidades para disparar con la pierna izquierda. Y cuando empezaba a cuajar algo el juego de los ucranianos, en un saque de falta fenomenalmente ejecutado por Norwood llegó el remate de cabeza de McAuley que envió el balón lejos de las manos de Pyatov. El tanto dejó noqueada a Ucrania, a la que, sin embargo, le vino bien el parón de cinco minutos por el granizo, que a partir de ahí dominó el juego con mayor versatilidad. Tuvo en los pies de Kovalenko la mejor ocasión, con un remate claro desde fuera del área que se fue desviado.
A medida que avanzaba el partido y menguaba el tiempo por jugar, a Ucrania se le acababan las ideas. Fío su futuro a los disparos desde media distancia, que apenas pusieron en aprietos al portero McGovern. No dejó de correr Irlanda del Norte hasta el final del partido, como no dejó de animar una afición a la que se le escaparon las lágrimas cuando McGinn recogió un rechazo para hacer el segundo gol. Esa es otra de las ventajas que tiene saberse inferior, que las victorias saben mucho mejor.
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