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Un pequeño club global

El Real Oviedo, en segunda división b, tiene más de 9.000 accionistas extranjeros. Aficionados de diferentes lugares del mundo ocupan cada domingo sus gradas

Pedro Zuazua
Sherrilynn Rawson en el Carlos Tartiere.
Sherrilynn Rawson en el Carlos Tartiere.Paco Paredes

Sherrilynn Rawson nació en Nueva York en 1963. Creció en California. Se licenció en Estudios Americanos en el Occidental College de Los Ángeles, donde aprendió español y comenzó a trabajar como profesora. Se casó. Se mudó a Oregón. Tuvo tres hijos. Es directora de un colegio de primaria de enseñanza trilingüe: inglés, español y ruso. En 2004 asistió a un partido de los Portland Timbers, y se enganchó al fútbol. En 2011, a través de un foro en Internet, supo de la existencia de un equipo llamado Real Oviedo cuya afición peleaba para expulsar del club al por aquel entonces máximo accionista, Alberto González, hoy en busca y captura por delitos fiscales. Y en noviembre de 2012, cuando el club asturiano convocó una ampliación de capital de la que dependía su supervivencia, se convirtió en exponente de un suceso que se estudia en algunas escuelas de negocio como el IESE: la globalización de un pequeño club de fútbol.

Sentada en el sofá de un piso que una oviedista le ha cedido para su primera visita a la ciudad, Rawson destaca el principal motivo de su nueva pasión: "La historia del Real Oviedo es parecida a la de los Timbers: son dos aficiones que han tenido que luchar para que sus equipos sigan existiendo". "Odio eterno al fútbol moderno", se lee en la camiseta que viste. Rawson es directiva de la Timbers Army,  una de las hinchadas más animosas de la Major League Soccer de los Estados Unidos. "Para animar a mis compañeros de grada de Portland a ayudar al Oviedo les dije que, si llegábamos a 100 acciones, me tatuaría el escudo... Y un día y medio después lo tuve que hacer. Al final compramos 400 acciones entre 76 personas", resume con orgullo. Su foto ilustró el reportaje en el que The New York Times hablaba de un pequeño equipo de fútbol del norte de España que luchaba por sobrevivir.

El objetivo de la ampliación de capital de 2012 era lograr 2 millones de euros para que el club pudiera afrontar los gastos más inmediatos. El precio de cada acción, 10,75 euros. 36.962 personas de 86 países se convirtieron en accionistas del club. Lo que empezó como una campaña local se convirtió en una locura global. Con el apoyo -moral y económico- de ex jugadores como Santi Cazorla, Juan Mata o Michu y el del corresponsal deportivo de The Guardian en España, Sid Lowe, que disfrutó de un Erasmus en Oviedo, la situación del club recorrió las redes sociales y miles de aficionados de todo el mundo decidieron ayudar. Juan Ramón González era consejero del club en aquel momento y recuerda aquellos días con pasión: "Fue algo mágico. Habíamos preparado una sencilla web para que la gente pudiera comprar acciones a través de Paypal y a la media hora ya había 100 ingresos". Los ingresos en la cuenta del club aumentaron de tal manera que la plataforma de pagos lo encontró "sospechoso" y decidió bloquear la cuenta. "Tuvimos que negociar muy rápido. Imagínate aquel e-mail, explicándole a la gente de Paypal en Irlanda para qué era aquel dinero", rememora González.

A Rawson le brillan los ojos cuando habla de la ampliación. "Creíamos que el equipo iba a morir, pero decidimos intentarlo, no íbamos a caer sin pelear. Fueron dos semanas de mucha emoción. Por eso cuando apareció Carlos Slim y anunció que invertiría dos millones de euros fue como un final de película". El empresario mexicano, a través del Grupo Carso, adquirió el 34% de las acciones de la entidad. Arturo Elías, director de la Fundación Telmex y yerno del empresario, ejerce de líder de la inversión, ha visitado en dos ocasiones la ciudad y llegó a participar un día en un entrenamiento del primer equipo. La implicación de Carso con el Oviedo se concretó con la llegada, en 2014, del ex internacional mexicano Joaquín del Olmo, que ha tomado las riendas de un club que encabeza la clasificación del Grupo I de la Segunda División B, y con el anuncio, hace unas semanas, de la conversión en acciones de los 4,1 millones de euros que habían prestado a la entidad para afrontar los pagos más urgentes. En las próximas semanas se convocará una nueva ampliación de capital, por valor de 17,5 millones de euros.

Jorge Menéndez, presidente del club, considera que están viviendo una etapa de gran estabilidad. "En lo económico, gracias al Grupo Carso, el club ha superado un momento crítico con Hacienda y con la Seguridad Social. Hay un proyecto, y la afición lo ha entendido: tenemos más de 16.000 socios", señala. Carlos Slim posó con su carnet de socio en un simbólico gesto que celebraba el haber alcanzado el objetivo marcado al inicio de la temporada: llegar a 15.000 abonados. ¿Y cómo se gestiona la relación con tantos accionistas extranjeros?. "Trabajamos para potenciar el carácter global del club. Hace poco comenzamos con las retransmisiones a través de nuestra web para nuestros seguidores de fuera de Asturias", añade Menéndez.

Desde la ampliación de 2012, el Nuevo Carlos Tartiere tiene una puerta y una esquina dedicada a los más de 9.000 accionistas extranjeros. Un mapa del mundo refleja todos los países desde los que se invirtió en el club y un muro en blanco invita a todos aquellos que visitan por primera vez el estadio a dejar un mensaje escrito. El pasado fin de semana, además de Rawson, 10 seguidores alemanes y 4 ingleses se desplazaron hasta Asturias para ver al equipo. "No sabría explicar la razón por la cual el Oviedo es capaz de unir a gente tanta gente de fuera de la ciudad, pero lo que sí sé es que lo sienten como su equipo", señala con emoción Matías García, presidente del Real Oviedo Shareholders Trust, asociación sin ánimo de lucro que se encarga de cuidar de los extranjeros durante su estancia en la ciudad. Les van a buscar al aeropuerto, les enseñan la región e incluso negocian por ellos descuentos con los hoteles. El club, además, les regala la entrada para el partido. Cada domingo hay representación de los accionistas extranjeros en el Tartiere. Y algunos repiten. El británico Andy Huskinson lo ha hecho ya en cuatro ocasiones. Su compatriota Alan Hall ha ido un paso más allá y en dos meses planea estar viviendo en Oviedo, donde quiere instalarse como profesor de inglés.

El pasado domingo, el Real Oviedo se enfrentaba a la Unión Popular de Langreo ante más de 17.000 personas, en lo que fue, según datos de la Liga de Fútbol Profesional, la mejor entrada del fin de semana en un estadio en España (no había competición en Primera y no cuenta el partido de la selección). La afición del Real Oviedo celebraba el 89 aniversario del club con una fiesta en los exteriores del estadio y con la plantación de un árbol en el "bosque oviedista", que incorpora cada año uno nuevo. La razón por la que la afición celebra todos los aniversarios la explica un joven seguidor a las puertas del estadio: "Este equipo ha sufrido tanto, con un alcalde que en 2003 lo quiso asesinar y con gestores nefastos que un día decidimos empezar a celebrar cada año de vida, porque no sabíamos cuál sería el último... Y ahora mira, ¡viene gente de todo el mundo!".

El partido terminó con empate a cero. Para Rawson finalizaba una semana muy intensa y especial, en la que recibió de manos de los capitanes del equipo una camiseta dedicada por la plantilla, que la esperó escondida en el museo del club para darle una sorpresa.  "Tan triste despediros. Os prometo que volveré, porque he dejado el alma y el corazón aquí en Oviedo", dijo a través de su cuenta de Twitter. Cuando la estadounidense caminaba por el estadio, el público aplaudía a su paso. Mientras tanto, en una valla, una pancarta llegada de Inglaterra rezaba: "We came for the football. We stayed for the cachopo" (Vinimos por el fútbol, nos quedamos por el cachopo). Cosas de la globalización.

Pedro Zuazua fue consejero del Real Oviedo en la temporada 2012-2013

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Sobre la firma

Pedro Zuazua
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, máster en Periodismo por la UAM-EL PAÍS y en Recursos Humanos por el IE. En EL PAÍS, pasó por Deportes, Madrid y EL PAÍS SEMANAL. En la actualidad, es director de comunicación del periódico. Fue consejero del Real Oviedo. Es autor del libro En mi casa no entra un gato.

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