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“Hay que quitarse el sombrero”

El brasileño Splitter se rinde al “partidazo” de los españoles, orgullosos de imponer su estilo.

Faustino Sáez
El brasileño Splitter, en el suelo.
El brasileño Splitter, en el suelo. Jorge Guerrero (AFP)

Anunciaron los jugadores de la selección española que, ante Brasil, “el Mundial empezaba en serio” y, en el primer partido exigente la paliza no admitió discusión. España ganó por 39 puntos a Irán, por 30 a Egipto y por 19 al conjunto de Magnano. “Sabíamos que eran un rival duro y hemos estado muy fuertes”, resumió Pau Gasol mientras se secaba el sudor. “Hemos marcado nuestro estilo. Normalmente no estamos a este nivel tan pronto, pero sacamos la intensidad que necesitábamos”, analizó el mejor jugador del partido con 26 puntos, 9 rebotes, 2 asistencias y 3 tapones en su hoja de servicios. “Hemos estado muy concentrados que es lo que se necesita para ganar estos partidos. Defendimos fenomenal, reboteamos con contundencia y eso nos permitió anotar fácil”, completó Marc Gasol después del combate entre torres.

En la pista se reunían seis pívots con escarapela NBA, tres por equipo, y desde el salto inicial el epicentro del combate se situó bajo los aros. A la izquierda, con calzón rojo, Marc y Pau Gasol; a la derecha, con calzón blanco, Tiago Splitter y Nené Hilario. En el banquillo, Serge Ibaka y Anderson Varejao para sumarse a la pelea. El primer asaltó se lo apuntó España por k.o. (14-30). Un repaso cimentado en los 12 puntos de Pau, que con los 5 de su hermano sumaron 17 puntos de las torres españolas por 6 de los interiores brasileños. Pero la diferencia fundamental estaba en el rebote 5-13 para los de Orenga.

Pau se alejó de la trifulca, se elevó entre los cascotes y con tres triples consecutivos y un tapón en cuatro minutos tumbó a Brasil

Para rearmarse del directo en el mentón, Magnano recurrió a Varejao. El púgil de los Cleveland subió la guardia brasileña y en la zona comenzó el intercambio de golpes. A partir de ese instante, cada ataque fue una batalla, cada rebote una refriega, cada bloqueo una escaramuza. Una contienda de la máxima exigencia física en la que los pívots brasileños forzaron la tercera falta de Marc y la segunda de Ibaka para complicar la rotación de Orenga y atajar la escapada española. El 15-18 del segundo partido certificó la primera derrota de España en los 10 cuartos que llevaba disputados en el torneo. En la pista subieron los vatios y en la grada los decibelios, con ‘Paquito el chocolatero’ como paradójica banda sonora del momento más tenso del choque. Pero a Brasil no le funcionó la lija y España utilizó la cera que repartió la verdeamarela para abrillantar de nuevo el parquet.

A la vuelta del vestuario, Pau se alejó de la trifulca, se elevó entre los cascotes y con tres triples consecutivos y un tapón en apenas cuatro minutos tumbó a Brasil. Su contundencia era habitual, pero la noticia no era poca cosa. El pívot de los Chicago Bulls anotaba tres triples en un partido con la selección desde hacía 13 años en el encuentro ante Alemania que le valió a España el bronce en el Eurobasket de 2001 en Turquía. Ese día firmó un 4 de 7 en tiros de tres y anotó 31 puntos; ante Brasil sumó 26. A punto por minuto (24 en 24), el mayor de los Gasol dejó el marcador en un contundente 40-60 en el minuto 26 antes de tomarse un respiro. Después volvió para rematar la faena. "Durante la gira ya fue de los mejores en el porcentaje de tiro de tres", contó Orenga, que explicó como Pau suele ganar alguno de los piques desde el 6,75 con los que se rematan los entrenamientos a tiradores tan acreditados como su amigo Juan Carlos Navarro. "Los dos años de críticas que lleva en la NBA han sido totalmente injustos. Aquí está feliz, juega en la posición que le gusta y tiene el apoyo y el cariño de sus compañeros. Va a seguir mejorando durante el campeonato, seguro", dijo el seleccionador sobre su líder. Con Pau, España ha ganado el 82% de los partidos que ha disputado en Mundiales, Europeos y Juegos, torneos en los que el pívot de Sant Boi suma una media de 20,2 puntos por encuentro. “Hay que quitarse el sombrero. Han hecho un partidazo”, dijo Tiago Splitter tras el zarandeo. “El partido se rompió en el primer cuarto, después ajustamos la diferencia un poco pero volvimos a tener un bajón y contra España no te puedes permitir eso”, cerró el campeón de la NBA con San Antonio.

Cada ataque fue una batalla, cada rebote una refriega, cada bloqueo una escaramuza

“Empezaba lo bueno”, anunciaron los jugadores en la víspera. Ellos cumplieron ante Brasil y la sucesión de acontecimientos que se produjeron durante el lunes refrendó esa idea. Comenzaba el mes, llegaba el primer rival de envergadura para el conjunto de Orenga y empezaba a verse más de un partido por jornada en directo. A lo largo de la mañana se conoció que la cobertura televisiva del campeonato se ampliaba hasta los 15 encuentros en la primera fase después de que se intensificaran las negociaciones entre la FIBA, la Federación Española y Mediaset. La operadora difundió el acuerdo por el que la Federación Internacional le cedía los derechos de seis partidos más de los inicialmente previstos (tres del grupo A y otros tantos del C) para completar la emisión del torneo a través de su plataforma de internet ‘mitele.es’. Se mitigaba la polémica que evidenciaron los propios jugadores españoles expresando su disgusto porque se televisaran más encuentros en otros países que en el anfitrión. Los que si se están viendo todos los días son las exhibiciones de España. El siguiente rival Francia, la campeona de Europa, el miércoles.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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