“Por lo visto, recibimos migajas”
Los directivos del Santos aseguran sentirse engañados con el fichaje de su estrella, otra ocasión en la que Rosell se ve envuelto en la polémica por sus negocios en Brasil
La revelación de que Barcelona habría contratado a Neymar por más de los 57,1 millones de euros anunciados ha causado un gran alboroto en el club originario del jugador, el Santos. Los directivos del equipo paulista, que dijeron haber recibido 17,1 millones de euros por el 55% del jugador, alegan que el equipo catalán y el padre de la estrella brasileña, que es quien gestiona su carrera a través de la empresa N&N, les han perjudicado en la operación.
La renuncia del presidente del Barça, Sandro Rosell, puede suponer también un conflicto en el club brasileño que implique la salida de su presidente Odílio Rodrigues. Sus opositores dicen que él es el responsable de un posible daño al club. Mientras, sus aliados afirman que la responsabilidad es de Luis Álvaro Oliveira Ribeiro, el antecesor de Rodrigues, que abandonó el cargo en agosto del año pasado alegando problemas de salud. Fue Ribeiro quien firmó el contrato de venta, con varias cláusulas de confidencialidad.
La sospecha del Santos es que Rosell no será el único que tendrá que responder por el supuesto delito de evasión de divisas, sino que hay otros implicados. Los directivos del club se quejan de la manera en la que Neymar da Silva Santos, el padre y agente del jugador, condujo las negociaciones de venta, según han manifestado a EL PAÍS. El Barça admitió ayer que el montante total de la operación, entre diversas partidas, supera los 86 millones. En su edición de ayer, el periódico Folha de S. Paulo recordó que la empresa de la familia de Neymar recibió 40 millones por el fichaje. Si se suman a los 17,1 pagados al club, faltarían unos 30 hasta cuadrar esa cifra. Ese es el valor que se cuestiona.
Ayer, un miembro de la cúpula del Santos afirmó que hay dos cantidades en el contrato firmado entre los dos equipos y que, hasta ahora, no habían sido reveladas oficialmente. Se trata de ocho millones de euros por la preferencia en el fichaje de jugadores formados en el Santos (como Giva, Gabriel y Victor Andrade) y otros 4,5 millones que los catalanes pagarían a los brasileños si aceptasen jugar un amistoso en los próximos años. “Por lo visto, recibimos migajas por un crack que salió de aquí con 20 años”, afirmó el directivo
Desde 2008 hay un proceso judicial contra una empresa del expresidente
Además del Santos, el grupo DIS, que tiene el 40% de los derechos de Neymar, también sigue con inquietud el caso y espera ser recompensado, si se confirma el valor de más de 80 millones de euros del traspaso. Este periódico intentó contactar con la presidencia del club y con DIS, pero mantuvieron silencio, así como el padre de Neymar, que no atendió el móvil.
La Audiencia Nacional pedirá en los próximos días la ayuda de la Policía Federal brasileña para obtener los documentos relacionados con el contrato con el Santos y lo que se registró en la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).
Esta no es la primera vez que Rosell se ve involucrado en una polémica en Brasil. Desde 2008 hay un proceso judicial en marcha contra una empresa del hasta el jueves presidente del Barcelona que se creó para organizar un partido amistoso entre las selecciones brasileña y portuguesa. Ailanto Marketing recibió nueve millones de reales (2,73 millones de euros) por organizar el encuentro. La factura la pagó el Gobierno del Distrito Federal (Brasilia) y, según el análisis de fiscales y de auditores del Tribunal de Cuentas, esto supone una irregularidad porque se concedió sin licitación. En aquella época, Rosell era el representante de Nike en Sudamérica. Por su proximidad con el entonces presidente de la CBF Ricardo Teixeira, el ex presidente del Barça también es sospechoso de otros fraudes relacionados con la selección canarinha.
El periódico Estado de S. Paulo ya ha denunciado varias irregularidades asociadas a otros amistosos de Brasil. La CBF debía recibir 1,6 millones de dólares por cada amistoso de la selección brasileña, aunque habría recibido 500.000 dólares menos por partido, según algunas informaciones publicadas por ese diario.
El resto, según documentos conseguidos por el periódico citado, iban a una cuenta de la empresa de Rosell en Estados Unidos, y para otra de Teixeira en Andorra. Debido a ese escándalo, Teixeira renunció a su cargo en la CBF en marzo de 2012. Ambos siempre negaron que hubieran cometido ningún fraude.
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