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Marchisio, el italiano genuino

Centrocampista total y juventino de toda la vida, muchos lo comparan con Tardelli

Ramon Besa
Marchisio, en el partido contra Irlanda.
Marchisio, en el partido contra Irlanda.FABRICE COFFRINI (AFP)

Calciopoli ha tenido un efecto regenerador sobre el fútbol italiano, especialmente en la Juve, descendida en 2006 a la Serie B por sus prácticas fraudulentas. La Vecchia Signora es ahora mismo, seis años después, la campeona y la sociedad de moda en el calcio, la única que ha competido en el cuadro de semifinales de la Eurocopa con Madrid, Barça y Bayern Múnich. Media selección italiana (siete jugadores) pertenece al Juventus mientras que el campeón continental Chelsea apenas quedó representado por Meireles.

Al club turinés no le quedó más remedio que desprenderse de sus extranjeros y confiar en los jóvenes futbolistas del país cuando perdió la categoría. Apadrinados por Buffon y Del Piero, varias promesas pudieron aprender sin la presión del marcador ni los focos, entregadas al juego. La más ilustre responde al nombre de Claudio Marchisio, juventino de toda la vida, genuinamente italiano, centrocampista total y, de acuerdo al criterio de los clásicos, el digno sucesor de Marco Tardelli. A Tardelli se le recuerda en España por su celebración del gol que le marcó a Alemania en la final del Mundial 82. Su carrera enloquecida fue tan comentada como la felicidad del presidente Sandro Pertini en el Bernabéu, por el 3-1. Aquel volante tenía mucho carácter, una gran llegada y se le sabía íntimamente ligado a los valores más nobles del calcio. Marchisio sería la evolución futbolística de Tardelli. “Yo prefiero que me comparen a Gerrard”, responde, nada mitómano y globalizador. “Ataca y defiende y es el más fuerte del mundo”.

Prefiero parecerme a Gerrard. Ataca y defiende y es el más fuerte del mundo

Hay mil y una comparaciones. Incluso se ha pronunciado Maradona: “Hay muy buenos jugadores en Italia, pero yo solo tengo a dos en la cabeza: Pirlo, por lo jovencito que parece, y Marchisio, porque tiene la determinación de los campeones”. Aunque comenzó como segundo delantero, ya ejerció de centrocampista siendo juvenil, por su capacidad para mezclar en la divisoria, su inteligencia, buena conducción, golpeo del balón y sentido del juego. Jugador completo, se maneja muy bien en las transiciones y le pega con las dos piernas. Un día, siendo muy pequeño, su padre le convenció de que solo aprendería a tocar la pelota con la izquierda si estaba quieto. Aprendió rápido y, al mismo tiempo, su padre pudo atemperar la hiperactividad y energía de su hijo, apuntado a una escuela de Turín en la que se practicaba kárate y esquí además de fútbol.

Con siete años, Marchisio ingresó en la Juve y ya no se movió, salvo en 2007 (se fue cedido al Empoli, donde coincidió con Giovinco y Abate). Aunque Capello le citó varias veces, no debutó en la Juve hasta octubre de 2006, en la Serie B y a las órdenes de Didier Deschamps. Pequeñas lesiones retrasaron su explosión futbolística, tiempo que dedicó a coleccionar autógrafos de Del Piero, hasta que el ídolo le paró: “¿No los estarás vendiendo a tus amigos?”. El éxito le llegó el curso pasado, ya con Conte de entrenador y formando trío con Pirlo y el chileno Vidal, cuando firmó una actuación muy completa (nueve goles).

Internacional en la mayoría de las categorías, absoluto desde agosto de 2009, contra Suiza y de la mano de Lippi, Marchisio tiene ganas de saldar una deuda pendiente con Alemania. Una sanción le impidió disputar las semifinales del torneo sub-21 de 2009 contra la selección liderada ya por entonces por Özil. Un tatuaje advierte en su antebrazo derecho: “Imposible is nothing”. Quiere vencer hoy a Alemania y con el tiempo ser capitán de su selección. Quiere también tomarse una pequeña revancha: sabe que el Mundial de 2010 lo disputó por debajo de las expectativas. También porque Lippi se empeñó en colocarle de enganche.

A Marchisio, nacido el 19 de enero de 1986 en Turín, le llaman desde muy joven El Principito porque, además de jugar muy bien al fútbol, viste de forma elegante, pasa por ser uno de los futbolistas más sexys, defiende las parejas del mismo sexo, ayuda a la fundación infantil Crescere Insieme y cuando puede acude a ver los partidos de voleibol del equipo femenino del Chieri. Y, además, juega en la Juve, el equipo de moda.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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