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Cristiano mete el gol de oro

El portugués, el jugador más eximido de las tareas defensivas del equipo, también se libera de su ansiedad y sella la victoria con su tanto número 42 en Liga

Cristiano dispara ante Mascherano para firmar el 1-2.Vídeo: DENIS DOYLE
Diego Torres

Cristiano hizo algo que viene practicando desde hace año y medio. Vivió pegado a la banda izquierda como un satélite del Madrid. Fue el jugador más liberado de cuestiones defensivas en su equipo. Se dedicó a esperar. Más que nunca, aguardó al balón largo para atacar a Puyol. Lo posibilitó el esquema presentado por el Barça, con tres centrales y amplios espacios en los costados. La labor no fue nueva para él. Lo que resultó novedoso fue su serenidad para afrontar un duelo que hasta ayer le había sacado de quicio. En ningún momento exhibió aquella ansiedad por marcar que tantas veces le arrastró a la desesperación. Su gol, el 1-2, fue el número 42 en su cuenta. El más importante de los muchos que han empujado a su equipo hacia un final exitoso. El gol que puede decidir el campeonato y, quizás, su ansiado Balón de Oro.

El Madrid se parapetó en su terreno y no demoró más de dos toques en lanzar en largo a los tres atacantes, unas veces Cristiano, otras Di María en la derecha, y en ocasiones Benzema, que flotó por todo el frente. Las jugadas discurrieron sin pasar por el medio campo. Cualquiera habilitaba. Cualquiera, el primero en recuperar la pelota, le pegaba lejos, al espacio. A veces, Casillas, en otras ocasiones Pepe, o Khedira. Hubo órdenes de no perder el tiempo en la transición, ni siquiera para buscar a Xabi, el hombre más cualificado para desplazar la pelota. El resultado fue que a Cristiano no le llegaron balones claros. Tuvo que buscarse la vida. Y a la primera, hizo daño. Busquets, al ver que le ganaba la espalda, le derribó y fue amonestado. De la falta lateral sobrevino el córner. Y del córner, el gol de Khedira. El 0-1 que condicionó el partido más decisivo de la temporada habría sido imposible sin la carrera precedente de Cristiano.

Constante en sus actitudes, Cristiano reclamó protagonismo. Tanto que Alves acabó pisándole el estómago, en un gesto feo, cuando el portugués estaba tirado en el suelo. Antes del 0-1, CR fue el primero en rematar entre los tres palos en el clásico. Ocurrió a la salida de un córner. Lo esperó en el punto de penalti y Özil le puso el centro a punto para que superara por arriba a sus marcadores y cabeceara. Valdés despejó el tiro por encima del larguero. La situación prefiguró los problemas del equipo local en las jugadas a balón parado. El gol, el 108 del Madrid en la temporada de Liga, significó el esperado récord de anotación en la historia del campeonato local.

El delantero no brilló hasta que Alexis empató el partido

Cristiano no participó más que otros compañeros. Tampoco brilló demasiado hasta que Alexis empató. Su posición escorada, su especialización a la espera del zarpazo, limitaron sus intervenciones. Su partido fue una larga búsqueda de espacios encarado con Puyol. La vigilancia fue mutua, estéril durante largos minutos, salpicada de vez en cuando por fogonazos de acción. De vez en cuando, Cristiano tiró la diagonal. Lo hizo cuando le vio Benzema en la segunda parte. Le puso un balón medido para que corriera cara a cara contra Valdés. El línea pitó un fuera de juego por muy poco.

El tesoro más grande se lo envió Özil, el gran clarividente de la plantilla madridista

Como Özil, Cristiano calzó botas naranjas fosforescentes. Se le vieron poco, pero cuando relucieron fue para producir beneficios para el Madrid. El tesoro más grande se lo envió el propio Özil, el gran clarividente de la plantilla. El alemán se tiró a la derecha y le puso un balón medido a la tierra de nadie. Ni para los centrales ni para el portero. Valdés dudó un instante y CR volvió a desmarcarse como un tiro entre Puyol y Mascherano. Llegó antes, hizo un toque para acomodarse y otro para rematar con fuerza al primer palo. Disparó en dos gestos vertiginosos. Sin mirar. Sin apuntar. Como si se hubiera representado todos los ángulos de la portería en su mente. Valdés no tapó su palo. Por ahí, rozando la madera, entró el tiro más decisivo del campeonato. El que puede dirigir al madridismo a La Cibeles.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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