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Coordinado por Juan Carlos Galindo
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Rivera Letelier: “Las novelas negras me aburren a morir. Hay exceso de tópicos inaguantables”

Considerado uno de los grandes narradores contemporáneos en América, el ganador del Alfagurara 2010 nos desvela las claves de su inmersión en el género negro

Juan Carlos Galindo
Hernán Rivera Letelier.
Hernán Rivera Letelier.

Hernán Rivera Letelier, el poeta de la dureza del desierto de Atacama, el cantor del desarraigo de los desplazados por el cierre de la industria salitrera, el creador de universos mágicos como el que se describe en El fantasista o en La contadora de películas es la última gran incorporación al género policial en español. En La muerte es una vieja historia (Alfagura) Rivera Letelier nos sumerge en la narración con su tono personal y su mundo particular, a pesar de que, según confiesa a EL PAÍS en la distancia salvada por el correo electrónico, le hartan las novelas negras; a pesar de que no quiere darle muchas vueltas a los porqués; a pesar de que no tiene nada que ver con lo que ha hecho hasta ahora.

El protagonista es el Tira Gutiérrez, un hombre atractivo de 42 años que ya de niño quería ser detective y que ahora malvive con los encargos para investigar cuernos y otras traiciones. De padres trabajadores y exminero en el desierto, el hombre sobrevive como puede en Antofagasta, la ciudad de acogida de quienes dejan la mina. Abandonado por su mujer y adicto a la tostada con mantequilla, Gutiérrez, tierno y duro, con aroma a clásico, disfruta de un trabajo que no le da casi ni de comer. En este caso se alía con Tegualda, una monja protestante, joven atractiva, contrapunto perfecto y complejo a nuestro ya querido detective. El argumento, casi lo de menos, nos lleva a la investigación de una serie de muertes y violaciones con un lado muy oscuro. En la vehemencia con la que el ganador del Alfagura 2010 responde en ocasiones a las preguntas de este diario, se ve el amor y la pasión por la profesión de contar historias.

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PREGUNTA: Abre La muerte es una vieja historia con una cita de Chandler sobre la novela negra y algunos de sus problemas. ¿Cree de verdad que las novelas negras son aburridas? ¿En qué porcentaje? ¿Lo son porque sus personajes se extravían o por otras razones como el exceso de ambición o de tópicos?

RESPUESTA: Las novelas negras me aburren a morir. Hay exceso de descripciones inanes, violencia desmedida (los autores creen que mientras más sangre y muerte mejor les queda), además de los tópicos inaguantables.

P: Ahora en el caso de su novela: ¿Cómo hizo para que no se extraviaran El Tira y la monja Tegualda?

R: Yo no hice nada. Ellos lo hicieron. A la hora de escribir yo dejo que los personajes actúen por su cuenta. Yo lo único que hago es seguirlos.

P: ¿Por qué un policial y por qué ahora?

R: Porque me nació de los cojones. Y pudo ser antes, ahora o mañana.

P: El protagonista tiene mucho atractivo por su filosofía de vida, su tranquilidad, su pasión por la actividad detectivesca. Pero me parece todavía mejor personaje Tegualda. ¿Cómo se le ocurre esta pareja?

Mientras la gente no respete los diez mandamientos (no matarás, no robarás, no fornicarás etc.) habrá novela policial

R: Esta pareja se me ocurrió apenas me senté a escribir. Y se me ocurrió que tenían que ser diferentes; ella joven; el mayor; ella bellísima, él no tanto: él ateo, ella evangélica. El Tira Gutiérrez y la hermana Tegualda son protagonista de esta trilogía policial en donde La muerte es una vieja historia es la primera parte. La segunda parte la publiqué el años pasado (en Chile) y se titula La muerte tiene olor a pachulí. Ahora mismo me encuentro trabajando en la tercera parte.

P: ¿Los jotes negros que aparecen como referencia constante son algo más que el recuerdo de la proximidad del desierto?

R: Yo tuve una oficina en el piso 12 del edificio Gómez, en Antofagasta, Y todos los días llegaban a posarse al balcón esta pareja de jotes. Creo que hay cosas que no se pueden inventar, uno tiene que verlas, o vivirlas.

P: Una de sus grandes virtudes es un tono tan peculiar, tan especial… ¿Cómo traslada ese gusto por una prosa tan personal que se ve tan bien en, por ejemplo, El Fantasista, a la novela negra?

R: Si no me lo preguntan lo sé; si me lo preguntan ya no lo sé. Yo no soy un teórico, soy un práctico.

P: La historia de La contadora de películas es una oda al papel del narrador y un homenaje al poder de las historias. ¿Se imagina siendo otra cosa distinta a la de escritor?

Cuando niño soñaba con ser pintor, en mi adolescencia quería ser un rock star. ahora solo quiero ser escritor, un contador de historias

R: Cuando niño soñaba con ser pintor, en mi adolescencia quería ser un rock star. ahora solo quiero ser escritor, un contador de historias.

P: Hablando de La contadora.. ¿Cómo se atrevió con la primera persona y en femenino? Y esto, en parte relacionado con Tegualda: ¿Le cuesta más crear personajes femeninos?

R: Las lectoras me dicen que mis personajes femeninos me salen extraordinario, que debo de conocer muy bien a las mujeres. Yo les dijo que me resultan porque yo mismo tengo mucho de femenino, tanto así que me declaro lesbiano.

P: En sus novelas, por ejemplo en El Fantasista, son recurrentes los espacios a las puertas del Juicio Final, universos a punto de ser desmontados, personajes que van a perder su mundo. Incluso en La muerte es una vieja historia El Tira es parte de ese mundo en desintegración del que ha huido. ¿Por qué ese interés en esa parte de la vida de Chile?

A la hora de escribir yo dejo que los personajes actúen por su cuenta. Yo lo único que hago es seguirlos.

R: Porque viví 45 años en ese purgatorio llamado desierto de Atacama, de los cuales trabajé 30 años en las minas de salitre. Y allí vivíamos en un eterno éxodo, mudándonos de un campamento a otro. De modo que en todos mis libros aparece de fondo ese paisaje duro e inclemente, como de planeta abandonado.

P: En este caso se lleva la historia a Antofagasta. ¿Es imposible escribir una historia criminal en la pampa salitrera o el cambio de ambiente se debe a otras razones?

R: Creo que una historia policial puede transcurrir en cualquier parte. Mientras la gente no respete los diez mandamientos (no matarás, no robarás, no fornicarás etc.) habrá novela policial.

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Sobre la firma

Juan Carlos Galindo
Es responsable de la sección de Pantallas y, además, escribe sobre libros en Cultura y Babelia y coordina el blog de novela negra Elemental. Lleva en EL PAÍS desde 2008. 'Hontoria' es su primera novela, publicada por Salamandra en 2023.

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