2.000 tardes entre roscos

Por él no pasan los años, pero sí los programas. Christian Gálvez tiene claro que son ya 2.000 las emisiones de Pasapalabra que lleva a sus espaldas aunque cuando tiene que hacer memoria del día en que le propusieron presentar el programa, se queda pensativo y suelta un sincero “hostia” en señal del largo tiempo que ha pasado. “Nos remontamos a junio de 2007, cuando acababa de dejar Caiga Quien Caiga por una oferta de otra cadena que me había llegado y justo dio la casualidad o la causalidad de que Telecinco estaba haciendo pruebas para el nuevo Pasapalabra y pensaron en mí”. El estilo de Gálvez gustó en la cadena a pesar de que no se fijó en la manera de presentar de su antecesora, Silvia Jato. “Mis padres me decían que me mirase los vídeos de ella, pero yo decidí no hacerlo porque pensé que si quisiesen que se hiciese igual que la otra vez llamarían a Silvia…”.

Lo que sí que se preparó el presentador fue su dicción, aunque ya venía acostumbrado a hablar rápido en Caiga Quien Caiga, leer el rosco de la prueba final del programa y que se entienda a la perfección es todo un reto. “Desde que me dicen que yo soy el elegido hasta que empezamos a grabar pasa un mes y medio y es ahí cuando yo tuve que mejorar la dicción”. Pasapalabra suma el próximo martes 28 de octubre un nuevo logro con Gálvez a la cabeza: 2.000 programas emitidos.

Para este aniversario, la cadena ha preparado nueve programas especiales en los que enfrentará, mediante sorteo, a los diez mejores concursantes que han pasado por él. Entre ellos estarán dos de los favoritos del presentador. “Es difícil quedarte con uno, pero me acuerdo especialmente de José Manuel Lucía, que fue uno de los primeros con los que tuve relación después del programa; y como no Paz Herrera, ¿quién no le tiene cariño a Paz?”.

“Mis padres me decían que mirase los vídeos de Silvia Jato para prepararme las pruebas”

Ellos dos junto con Marta Sierra, César Garrido, Juan Pedro Gómez, Laura Gonzalo, María Hernanz, Paco de Benito, Alberto Izquierdo y Javier Ajo completan el elenco de los concursantes que han conseguido llevarse más dinero de bote y que volverán a competir por repetir el hito. “Es algo que la gente lleva pidiendo mucho tiempo, que haya duelos espectaculares”, confiesa el presentador mostoleño. “Además, vamos a tener gente felicitándonos, invitados que dan mucho juego y hemos involucrado también a la audiencia para que a través de las redes sociales se hagan selfies viendo Pasapalabra, al final es un especial por y para la audiencia”.

Después de siete años de programa, su presentador confiesa que nunca ha tenido la flaqueza de abandonar el programa. “Tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta y poder decir eso a día de hoy, imagínate…”. Aunque no todos los momentos han sido buenos. “El peor para mí fue a los tres meses de programa, nosotros sabíamos que era un programa concluso, pensado para sustituir a otro, pero cuando grabamos el último y dijeron que ya habíamos terminado, fue un bajón”. Pero fue un bajón efímero ya que a los pocos meses les llamaron para comunicarles que seguían con el programa, “para siempre”, enfatiza Gálvez, “bueno hasta que la audiencia quiera”, matiza.

Por el momento los espectadores podrán seguir disfrutando del mismo formato de programa con las mismas pruebas. Para el presentador su preferida es la musical porque asegura que le encanta la música y además disfruta “viendo a la gente cantar”. Precisamente es en esta prueba en la que necesitan pararse más a la hora de grabar, “para poner y quitar los melones y comprobar que funcionan”, explica el presentador. El programa se graba tres días a la semana tres programas por día, lo que en total son seis horas de grabación. “Va bastante en tiempo real, no cortamos absolutamente nada”.

Para los concursantes la peor prueba de todas es la última, la de “Qué es qué”, según Gálvez porque es “puro azar”. “Pocas veces se resuelve gracias a los conocimientos del concursante, aunque hay excepciones”.

En las cerca de 2.000 horas de emisión que ha protagonizado Pasapalabra en la parrilla, el presentador recuerda con cariño el primer momento que pronunció: “Buenas tardes, bienvenidos a Pasapalabra”. “Fue un subidón, como el día que cumplimos 100 programas, y 1.000 y el de los 2.000, claro”. En cuanto a su invitado predilecto, lo tiene claro: su mujer, la exgimnasta Almudena Cid.