Comedias descafeinadas
Los estrenos de esta temporada están dejando un sabor agridulce (más agrio que dulce) también en el campo de la comedia. Si regresos como Cómo conocí a vuestra madre, The Office (con nuevo jefe), Modern Family, Community o Parks & Recreation lo han hecho con fuerza y energías renovadas, no se puede decir lo mismo de la mayoría de las nuevas comedias. Habrá que esperar a ver cómo se desarrollan en los próximos capítulos, aunque algunas puede que no tengan ni siquiera tiempo para ello.
Es la única de las que tratamos en este post que tiene cierta gracia. Las dos chicas sin un duro del título son Max (Kat Dennings) y Carline (Beth Behrs). La primera de ellas trabaja como camarera y como niñera para poder salir adelante en la vida. La segunda es hija de un exmillonario que acaba de perderlo todo y tiene que empezar a vivir por su cuenta, por lo que comienza a trabajar en el mismo restaurante que Max, con la que también compartirá piso. Polos opuestos que parece que se comprenderán bien.
No tiene demasiadas novedades, pero al menos arranca alguna sonrisa gracias a la buena actuación de Kat Dennings, a unos secundarios interesantes y a gags que funcionan. En su estreno consiguió mantener la atención de más de 19 millones de espectadores, algo comprensible teniendo en cuenta que debutó tras el regreso de Dos hombres y medio (28 millones de espectadores). Aprueba el examen de los capítulos piloto de comedia.
La actriz y comediante Whitney Cummings (co-creadora de 2 broke girls) es la protagonista, creadora y co-productora de esta serie que se titula igual que se llama ella y que emite NBC los jueves. En ella, pretende reflejar con humor la vida de una mujer joven no demasiado femenina y las relaciones de pareja con su novio, con el que lleva conviviendo durante años.
Ni los secundarios (su madre y los amigos casados, solteros o divorciados) ni las situaciones supuestamente cómicas llegan a interesar lo más mínimo. Si el momento más gracioso del primer capítulo es ver los contoneos de la protagonista vestida de "enfermera sexy", apaga y vámonos.
Pasamos a los miércoles de comedias de NBC con Up all night y Free agents. La primera tiene un reparto más que intersante, con Christina Applegate, Will Arnett y Maya Rudolph al frente. Up all night (despiertos toda la noche) narra las peripecias de un joven matrimonio que acaban de tener su primera hija. En el capítulo piloto, la madre (Applegate) tiene que regresar al trabajo mientras el padre (Arnett) es el que se quedará en casa cuidando del bebé. Y, en medio, la jefa de ella (Rudolph), una presentadora de televisión/diva que necesita casi tanta atención como la niña.
¿Y la gracia? No la tiene. Se queda a medio camino, en un quiero-y-no-puedo que frustra bastante a un espectador que esperaba más del trío protagonista. El problema en este caso está en el guion, en una historia demasiado blandita para llegar a ser una comedia mínimamente interesante.
La adaptación que NBC ha hecho de la británica Free agents tampoco ha empezado con buen pie. De nuevo, echamos de menos gracia y fuerza en la historia y química entre los protagonistas. Un hombre y una mujer que trabajan juntos en una agencia de relaciones públicas pasan una noche de pasión, tras la que se darán cuenta de que ni ella ha superado la muerte de su prometido ni él, el divorcio de su mujer. Quedan en que ha sido solo una noche de sexo y ya. Pero las cosas, obviamente, no son tan sencillas.
Ni los protagonistas funcionan como pareja cómica ni los secundarios aportan chispa al asunto. Además, el punto de partida del argumento también nos suena, e incluso podemos adivinar hacia dónde irá la historia. Nada que nos invite a hacer el esfuerzo de seguir viéndola.
Habrá que esperar a ver el veredicto del público estadounidense, pero con tantas series donde elegir, la supervivencia está cada vez más cara.
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