El ‘goya’ y el ‘greco’ de Muñoz Ramonet pueden ir al Prado
El juez decidirá si se depositan en el museo de Madrid o en el MNAC
El pasado 24 de noviembre el Ayuntamiento de Barcelona confiaba en que los familiares de Julio Muñoz Ramonet, el industrial que en 1991 dejó en herencia a esta ciudad un palacete en la calle Muntaner y la impresionante colección de cientos de obras de arte que había en su interior firmadas por autores como Velázquez, Goya, El Greco, Sorolla, Rembrandt, entre otros, no desobedecieran al juez. Por eso, envió a Madrid, donde viven tres de las cuatro hijas de Muñoz, un furgón apto para transporte de obras de arte y se había pedido que las fuerzas de seguridad lo acompañaran en el viaje de vuelta. Iban a recoger La Anunciación de El Greco y La aparición de la Virgen del Pilar de Francisco de Goya, dos de las obras más destacadas de la colección. Pero la agente judicial se volvió con las manos vacías pese a que Manuel Castelo, nieto del industrial, sabía que llamarían a la puerta de su casa del paseo de la Castellana a las 10.30 para llevárselas. Ahora, el destino de estas dos obras, valoradas en más de siete millones y medio de euros, está en manos de un juez que ha de decidir si obliga a entregarlas para que vuelvan a Barcelona o si acepta la propuesta de la familia de que sea el museo del Prado el que las acoja en depósito.
La tasación de todas las obras, en dos meses
Mientras continúa el enfrentamiento entre la familia y el Ayuntamiento, el juez encargado de la ejecución de la sentencia que obliga a las cuatro hijas a la entrega del legado —casi un millar de obras de arte—, ante la imposibilidad de recuperar las obras, ha ordenado su tasación a un perito judicial. El experto, con ayuda de los catálogos y listados, está fijando el valor económico de las obras en 1991 y el actual de 2016, ya que las partes tampoco se han puesto de acuerdo en esto. En esta valoración se incluyen las 19 obras que se saben que se subastaron en Madrid y las 14 que están en una finca familiar de Sant Andreu de Llavaneres. La valoración, que estaba prevista que finalizara a finales de 2016, estará terminada, según Vendrell, "en un par de meses".
Nada es fácil en lo relacionado con el legado de Muñoz Ramonet. Jos Prado, uno de los abogados de la familia, explica que el goya y el greco pueden acabar en Madrid ya que no se ha aceptado el ofrecimiento voluntario de Castelo de entregar en depósito las obras al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), con la condición de que se expongan en sus salas y no vayan al almacén. Según Prado, las obras no están ya en la capital catalana porque no se ha respondido a este ofrecimiento voluntario. Desde el museo barcelonés se asegura que ellos no han recibido ninguna petición formal y que cumplirán “lo que el juez y el Ayuntamiento de Barcelona les diga, tanto si se han de exponer como conservarlas en el almacén”.
“Es una medida dilatoria más de la familia en este largo proceso en el que le sacan punta a todo”, explica Eudald Vendrell, abogado de la Fundación Julio Muñoz Ramonet, creada por el Ayuntamiento en 1995 para reclamar y gestionar el legado. Lo que sí defiende Vendrell es el depósito de las obras en el MNAC, ya que el palacete no reúne condiciones de seguridad, “solo tras ordenarlo un juez como medida cautelar". Según Vendrell, se ha presentado un escrito al juzgado “argumentando que el MNAC no es ajeno a la fundación como asegura la familia ya que el Ayuntamiento forma parte del consorcio que lo gobierna y el pleito y la fundación están en Barcelona no en Madrid”. Desde el museo del Prado aseguran que nadie se ha puesto en contacto con ellos para pedirles que acojan las obras.
Próxima demanda
El pleito entre el Ayuntamiento y la familia Muñoz Ramonet por la colección no baja de intensidad. Después de tres sentencias judiciales, la última de marzo de 2012 del Tribunal Supremo, dando la razón a la ciudad de Barcelona en la titularidad de las obras, la familia entregó en 2013 las llaves del palacete (22 años después de fallecer Muñoz Ramonet). El Ayuntamiento comprobó que las obras de arte importantes habían desaparecido y solo quedaban otras de menor valor, iniciándose nuevas demandas y querellas entre las dos partes. La próxima está por llegar. “En cualquier momento el albacea testamentario, el notario suizo Romano Kunz, presentará en el juzgado una demanda contra la fundación municipal asegurando que los activos no se podían entregar a esta fundación porque solo el albacea es el intérprete del legado y solo él podía constituirla”, explica Prado. “Dimos un tiempo al Ayuntamiento para que aceptara la propuesta de integrarse en la nueva fundación junto a los familiares, pero no han contestado”.
Prado, que asegura que el plazo que marca la ley para ejercer el albacea es de 30 años, olvida que tras fallecer Julio Muñoz, las cuatro hermanas impugnaron el testamento de su padre, ocultaron durante años la voluntad de hacer heredera a Barcelona e hicieron renunciar a Kunz como albacea bajo amenazas y tras pagarle 230.000 francos suizos. Además, según el abogado, hasta ahora se ha hecho una lectura errónea del testamento; se ha traducido mal el testamento ya que se ha leído que la fundación se tendría que hacer bajo el “patronato” de la ciudad cuando en realidad “pone patrocinio”; un aspecto que Vendrell ha negado con anterioridad.
Una historia rocambolesca
En 2000, Isabel Muñoz (Premio Nacional de Fotografía 2016) presentó una denuncia en un juzgado de Alcobendas (Madrid) denunciando a su marido, Jesús Castelo, por el robo del domicilio conyugal de dos pinturas (una de Goya y otra de El Greco), además de una colección de relojes y joyas. La denuncia quedó sobreseída, pero la investigación policial continuó.
En abril de 2011, después de tener noticia que las obras iban a ser vendidas, las dos pinturas fueron recuperadas en un domicilio de Alicante dentro de la "operación Creta", pero nadie fue detenido.
Cuando el Ayuntamiento se enteró de la recuperación, pidió que no se devolvieran a la familia, y que en todo caso quedaran como un depósito. Pero al no disponer el juzgado de Alcobendas de instalaciones adecuadas las depositó en casa de Isabel Muñoz, con el compromiso de devolverlas en el momento en el que se acordara la ejecución de la sentencia sobre la posesión de toda la colección.
Tras agotar los plazos, en mayo de 2016, parecía que la entrega era inminente, pero surgió un nuevo actor en esta historia: el nieto del industrial, Manuel Castelo, que aseguraba que él las entregaría, pero que lo tras resolverse un conflicto de propiedad, ya que afirmaba que las obras no eran de su madre ni de sus tres tías (las cuatro hermanas Muñoz Villalonga), sino suyos, ya que los había heredado de su padre Jesús Castelo, el mismo que había sido denunciado en Alcobendas por haberse llevado las obras del domicilio conyugal.
Ahora, el juez tiene que acabar resolviendo estos recursos y demandas. Mientras tanto, y como medida cautelar pedida por el Ayuntamiento de Barcelona, se ha pedido que las obras se depositen en el MNAC, pero podrían acabar en el museo madrileño del Prado.
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