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Los arquitectos buscan un refugio de diseño para los ‘sin techo’

El Colegio de Arquitectos pone en marcha un concurso para idear un habitáculo efímero

Una persona sin techo con sus pertenencias en carros junto al Jardí del Turia.
Una persona sin techo con sus pertenencias en carros junto al Jardí del Turia.MÒNICA TORRES
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Después de pasar una temporada en Senegal trabajando en cooperación, Verónica Chaparro, vocal del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana (COACV), regresó a Valencia con una idea en la cabeza: poner en marcha una iniciativa que ofreciera protección de la intemperie a las personas que viven en las calles. "Vuelves y te encuentras con que en el primer mundo tenemos a unas 3.000 personas en la Comunidad Valenciana en esa situación. Lo peor, es que tres de ellas murieron de frio el invierno pasado”.

El Colegio de Arquitectos aceptó el reto y ha puesto en marcha Habitar, un concurso de ideas para diseñar un habitáculo efímero que acoja a una o dos personas y que se pueda instalar en espacios públicos. En las bases se especifica que no ha de tener ningún elemento de higiene en el interior. Luis de Marcos, Secretario del COACV, explica que se trata de poner en marcha una primera ayuda de atención inmediata,“dotar el diseño de medidas higiénicas era encarecer el producto y darle complejidad y nosotros pretendemos ofrecer protección no una vivienda”.

Los responsables del colegio han recibido el respaldo de la Consejería de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio y de la Consejería de Igualdad y Políticas Inclusivas. El ganador del concurso se conocerá el próximo día 30 de septiembre, dentro de los actos que celebran la Semana de la Arquitectura del COACV.

La iniciativa ha abierto el debate en el seno de la profesión. Carmel Gradolí, premio Europa Nostra por la rehabilitación de uno de los altos hornos de Sagunt y actual coordinador del diseño del plan estratégico del Cabanyal, considera que los argumentos para el concurso son un “despliegue de ignorancia porque te proponen hacer una cosa que ya está inventada, ejemplos que encontramos en las mismas tiendas de la ONU o en IKEA, bien dobladas y que se montan enseguida, y tampoco se paga el esfuerzo o la creatividad”.

Gradolí muestra un manifiesto de nueve puntos escrito por el arquitecto de Mixuro Javier Molinero, con el título “Yo no me presento al concurso de ideas del COACV y tú tampoco deberías”. Molinero está de acuerdo en reflexionar y debatir sobre el derecho a una vivienda digna, para, a continuación, poner sobre la mesa las cifras, unas 3.000 personas en la calle frente a más de 500.000 vacías en la Comunidad Valenciana en 2011 y concluye, “legislando un poquito podríamos resolver un problema tan grave”.

Javier Canales, arquitecto colaborador del colectivo Per l'Horta, hace referencia a la parte del concurso donde se explican los objetivos del concurso. En el primer apartado de las bases se habla de solución arquitectónica para personas sin hogar pero también para refugiados o víctimas de catástrofes y añade,“es un error de base que mezcla conceptos que requieren soluciones diferentes y al final se queda en un concurso para diseñar chabolas hispter, que en ningún caso contribuye a solucionar el grave problema del sinhogarismo, sino a banalizar la pobreza”.

La arquitecta Isabel González, del despacho Fent Estudi, con experiencia en proyectos participativos, apuesta por dar salida a las viviendas vacías. “Se trata de implementar estrategias que den salida a los excedentes al mismo tiempo que se acompaña a los sin techo en la integración. En Europa la iniciativa se llama Housing First y consiste en facilitar una vivienda a estas personas. Además, queda por solucionar la cuestión del espacio donde se ubicarían esos habitáculos”, añade.

Desde las entidades que asisten a las personas sin techo, en la calle o en los refugios habilitados para ellos, se asegura que el problema de estas personas no se reduce tan solo a no tener casa. Una de estas asociaciones, Natania, participó en la realización del Estudio sobre personas sin hogar 2015 que radiografía la situación de los sin techo de la ciudad de Valencia. “Nuestra labor implica semanas de trabajo. Hay que generarles sensación de seguridad y confianza y, con el tiempo, integrarles en un piso tutelado” asegura una de las colaboradoras.

Fuentes de la organización, que atiende en su centro Rehobot de Valencia a unas 70 personas sin techo los fines de semana, se muestran más preocupados en otras cuestiones, como el hecho de que en los últimos meses están detectando un nuevo perfil que puede engrosar la lista de población en riesgo de exclusión, personas mayores, abocadas a pedir en la calle porque la pensión no llega para pagar alquiler y comida. El paso de la pobreza a la indigencia es muy corto.

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