CDC asume que no tiene mayoría para “culminar” la independencia
Homs desea que, tras las generales, se abra un periodo de “diálogo, negociación y pacto”
Convergència se está viendo obligada a modular sus posiciones sobre el plan independentista por el creciente malestar de algunos de sus dirigentes. El candidato del partido a las elecciones generales, Francesc Homs, asumió ayer que los secesionistas no tienen mayoría suficiente para “culminar” el proceso, y expresó su deseo de que tras las elecciones generales se abra un periodo de “diálogo, negociación y pacto”. Pese a no renunciar a la independencia, este cambio indignó a sus socios de Esquerra Republicana, que no ven margen para negociar.
Hasta la fecha, el discurso público de Junts pel Sí era que la mayoría absoluta en escaños de los independentistas en el Parlamento catalán les legitimaba para preparar la independencia pese a no haber llegado al 50% de los votos. Sobre esa base aprobaron la semana pasada la resolución independentista, después suspendida por el Tribunal Constitucional.
El cambio que ayer introdujo Homs, durante una entrevista en la Cadena SER, es diferenciar entre iniciar el proceso y culminarlo. El dirigente convergente dijo que los independentistas tienen mayoría para lo primero, pero puso en cuestión que la tengan para completar el proceso. “En Cataluña el independentismo tiene una fuerza muy importante pero no suficiente para imponer unilateralmente sus posiciones. Ni tan débil como para prescindir de él sin ni tan siquiera hablar”, dijo.
Según el dirigente de CDC, el plan previsto es abrir ahora un periodo de negociación con el Gobierno. “Ahora estamos en elecciones y sabemos que nos van a decir que no”. Después de los comicios, Homs confía en que se abra “un periodo distinto”, donde pueda haber “más diálogo, más negociación y más pacto”. Si el Gobierno central cierra la puerta a dialogar, el candidato convergente no descarta que esto pueda ayudar a aumentar la base del independentismo, siguiendo la tendencia, según él, que se está produciendo desde que Mariano Rajoy es presidente. “Ya se verá si todo este proceso se decanta en conseguir la mayoría [independentista] que ahora nos falta o se llega a otras soluciones”, añadió Homs.
La marcha atrás de Homs indigna a Esquerra
Esquerra Republicana (ERC) no ocultó ayer su sorpresa y disgusto por el viraje de sus socios de Convergència Democràtica. Los republicanos avisaron de que no tienen previsto negociar con el nuevo Gobierno que salga de las generales del 20-D porque, según su cabeza de lista, Gabriel Rufián, no hay voluntad para ello en los partidos nacionales. “¿Negociar con quién?”, se preguntó.
Su objetivo es ir a Madrid a defender el voto independentista del 27-S, y hacer cumplir el “mandato popular surgido de las urnas” y que, a su juicio, debe llevar a la proclamación de la República catalana, según defendieron ayer los candidatos republicanos Gabriel Rufián y Joan Tardà. Rufián defendió que “el pueblo catalán lleva cuatro años sentado en una mesa y no se le ha hecho caso”.
Con este choque, ERC y Convergència abrieron la precampaña de las elecciones generales, en la que se disputarán el voto del independentismo (la CUP no concurre a esos comicios). La novedad es que los republicanos centrarán su campaña en barrios del área de Barcelona castigados por la crisis y con mayoría de población castellanohablante.
En los sectores independentistas no pasaron inadvertidas las palabras de Homs, especialmente su rechazo a la independencia unilateral y su disposición a buscar una solución acordada con el Gobierno. “Más de uno no entenderá que aprobemos una declaración independentista como la de la semana pasada y ahora digamos esto”, lamentaba ayer un diputado de Junts pel Sí próximo a Esquerra Republicana.
Fuentes de la dirección de Convergència enmarcaron las palabras de Homs en una doble estrategia. En primer lugar, según estas fuentes, el dirigente convergente está intentando marcar un perfil independentista moderado y alejado de las tesis más radicales de la CUP. Con ello está intentando que partidos como Unió Democràtica no acaben beneficiándose de la actual crisis política catalana con vistas a las elecciones del 20 de diciembre. La segunda intención de Homs sería dejar claro a la CUP que Convergència no va a transigir más y que no aceptarán nuevas condiciones de la formación anticapitalista para que apoye a Mas. El diputado de la CUP Julià de Jòdar respondió a la estrategia de CDC rechazando de nuevo “investir de rodillas” a Artur Mas, al que acusó de “aferrarse al poder” en un artículo en el diario Ara.
Seguridad jurídica
El malestar de los sectores más liberales del partido por el acercamiento a la CUP se hizo evidente ayer con la primera dimisión en el seno de CDC. Antoni Fernàndez Teixidó, exconsejero de la Generalitat y hasta ahora miembro del consejo nacional del partido, oficializó ayer que abandonaba sus cargos orgánicos. En una carta remitida a El Nacional, Teixidó dice que no comparte la resolución soberanista y que no puede aceptar el contenido de los acuerdos con la CUP.
El frenazo de Homs provocó cierto estupor en sus antiguos socios de Unió Democràtica, que precisamente rompieron la federación CiU por la radicalización independentista de Convergència. Josep Antoni Duran Lleida cuestionó que Homs “diga ahora que irá a Madrid con ánimo de dialogar, negociar y pactar”. “Ya lo haré yo, que tengo más credibilidad y coherencia”, dijo Duran, que está luchando por conservar la representación parlamentaria de Unió.
El Gobierno catalán tuvo que tomar cartas en el asunto para evitar tensiones dentro del grupo Junts pel Sí, que Convergència comparte con Esquerra Republicana. La vicepresidenta, Neus Munté, aseguró que el plan independentista sigue igual. “No hay ningún cambio de estrategia; no decimos ahora que no hay mayoría absoluta para culminar el proceso. En todo momento hemos dicho que una mayoría absoluta avalaba el inicio del proceso”. Según Munté, también han defendido siempre la “seguridad jurídica”.
En este sentido, José Antonio García-Trevijano, letrado mayor del Consejo de Estado (el máximo órgano consultivo del Gobierno), opinó ayer que el “mero hecho de que el Parlamento de Cataluña haya adoptado una decisión de incumplir la Constitución” podría calificarse como un “delito de sedición en alguna de sus fases”, informa Efe.
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