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ayudas sociales

Casi 3.000 vascos recurren a la RGI pese a tener trabajo remunerado

Una persona que vive sola tiene derecho a un complemento a través de la RGI si cobra menos de 620 euros

El País

Casi 3.000 ciudadanos vascos tuvieron que recurrir a lo largo de este año a la renta de garantía de ingresos (RGI) como medio de subsistencia a pesar de disponer de un empleo remunerado. La proliferación de contratos a tiempo parcial y los bajos sueldos son los dos factores que provocan que uno de cada cuatro nuevos demandantes de RGI responda a este perfil. Sindicatos y partidos políticos llevan tiempo alertando de que el acceso al empleo está dejando de ser equivalente de una posición económica que permita desarrollar un proyecto de vida en condiciones dignas debido a la precarización de las condiciones laborales.

El consejero de Empleo del Gobierno Vasco, Juan Mari Aburto, se unió hace varias semanas a estas voces y los datos le dan la razón. Así, y según el Servicio Vasco de Empleo (Lanbide), uno de cada cuatro perceptores de la RGI que se incorporaron a lo largo de 2014 como beneficiarios del sistema tuvieron que recurrir a esta prestación a pesar de disponer de un contrato laboral y un sueldo. Estas personas tienen un salario insuficiente para afrontar sus necesidades y buscan completar sus ingresos con la RGI. Hay que tener en cuenta que para que una persona que viva sola tenga derecho a un complemento a través de la RGI tiene que tener un sueldo mensual inferior a 620 euros. Un total de 11.442 personas comenzaron a cobrar entre los meses de enero y noviembre de este año la RGI, y de ellas 2.910, el 25%, se encuentra en esa situación: percibe la renta de garantía de ingreso al tener un trabajo remunerado precario. Este perfil sociolaboral abunda especialmente entre las mujeres: una de tres féminas que accedieron a la RGI en 2014 responde al mismo.

Cerca de 4.000 ciudadanos que se incorporaron este año a la RGI son extranjeros y si se suman a las personas nacidas fuera de España y nacionalizadas la cifra se eleva a 5.000. Cuatro de cada diez proceden de América del Centro y del Sur (38,9%), seguido de los nacidos en Africa del Norte (24,5%), Africa Subsahariana (17,5%), Asia (8,4%), Unión Europea (8%) y otras zonas del mundo (2,7%). La edad media de los titulares de nuevos expedientes es de 41 años, aunque una cuarta parte tiene menos de 32 años y otro tanto más de 48 años (algo más del 8% son pensionistas con bajos ingresos). La mitad de estos perceptores viven solos, un tipo de unidad de convivencia más presente entre los hombres que entre las mujeres, y un 16% de familias están formadas por madres con hijos. Cerca de 200 nuevas beneficiarias de la RGI son mujeres víctimas de violencia machista.

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