CiU quiere acotar la declaración de su fundador a la herencia oculta

Convergència Democràtica vivirá este viernes el momento más negro de su historia con la comparecencia de su fundador, el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, en el Parlamento autónomo para dar cuenta del fraude fiscal que su familia ha cometido durante 34 años. Tras la conmoción inicial, que llevó a la cúpula de CDC a hablar de refundar el partido, los convergentes quieren acotar el episodio a una cuestión privada de Pujol. Los nacionalistas confían en que el expresident aclare el contenido de su comunicado del 25 de julio, en el que confesó el delito, pero rechazarán enérgicamente especulaciones sobre cobros ilegales, como apunta parte de la oposición.

“Esto no es una comisión de investigación. [Pujol] viene de forma voluntaria. Primero hay que escuchar, preguntar y que nos quede aclarado. Se trata de hechos y no de hacer teorías”, avisó ayer Jordi Turull, el portavoz de Convergència en el Parlament y un hombre de confianza de la familia Pujol. De hecho, era el preferido por el expresident para ocupar el puesto de delfín que había ostentado en el pasado su hijo Oriol, fuera ya de la política por su imputación en el caso ITV. Turull elogió ayer al expresident al señalar que su capital político quedará pese a que se le retiren las placas honoríficas. Aun así, las relaciones entre los Pujol y su partido están casi rotas desde que los abogados de la familia pidieron a la justicia andorrana que no colaborara con la española. La prueba la dio ayer Mireia Pujol, hija del expresident, que a través de una carta furibunda se dio de baja en la formación.

La estrategia amable de Convergència, sin embargo, quedará eclipsada por la oposición, que escrutará la actuación del expresidente. Turull ya censuró al PP y a Ciutadans la semana pasada, en el debate de política general, por lanzar sospechas de corrupción generalizada en la era Pujol. El debate concluyó con la reprobación de la Cámara contra Pujol. Sólo CiU votó en contra. El texto, ideado por Iniciativa y Esquerra, condenó la conducta delictiva del expresident e instó a la Generalitat a presentarse como acusación. Pidió al evasor confeso que no utilice tácticas dilatorias y colabore con la justicia y Hacienda. Y le avisó de que no use el soberanismo en su defensa.

Pujol ha pasado los últimos días encerrado con sus abogados, ajustando su discurso, y se sabe que no utilizará ningún documento porque estaría obligado a facilitarlo de forma previa al juez. La sesión empezará a las 16.00 y seguirá el formato de las comparecencias voluntarias: Pujol hablará media hora y después los portavoces de los siete grupos lo harán por espacio de 10 minutos cada uno. El expresident les replicará en bloque. Está por decidir si habrá una segunda ronda de intervenciones. Por el PSC e Iniciativa intervendrán sus líderes —Miquel Iceta y Joan Herrera— y por el PP solo se sabe que no lo hará Alicia Sánchez-Camacho. Por Ciutadans, será Albert Rivera o la diputada Carina Mejías. Esquerra no recurrirá a sus dirigentes y ha apostado por la diputada Gemma Calvet, ponente de la Ley de Consultas. Los socialistas emplearán un tono “grave pero no inquisitorial”, y los republicanos serán “respetuosos pero incisivos”. El PP exigirá que Pujol muestre el testamento al que atribuye la millonaria herencia que su familia evadió y sobre cuya existencia tiene el PP serias dudas. Los populares quieren que la comparecencia no entierre la comisión de investigación que pide, junto a Ciutadans. La izquierda —sin el PSC— también la propone. Las dos propuestas se debatirán la próxima semana.